Nos complace anunciar que la Fundación Cultural «The Routes of the Olive Tree (Las rutas del olivo)» acaba de incorporarse a nuestra red «Med-O-Med, paisajes culturales del Mediterráneo y Oriente Medio».
La unión perfecta y atemporal entre el Mediterráneo y el olivo
El olivo es un árbol con mil y una leyendas, que puede presumir de ser, desde el origen de las primeras civilizaciones mediterráneas, un símbolo omnipresente de todas las culturas, así como un árbol bendecido por todos los pueblos. Por ende, el olivo y el Mediterráneo han estado inseparablemente unidos desde el principio de los tiempos, y sus ramas han sido a lo largo de la historia un elemento de unión entre las dos orillas del Mediterráneo.
«Donde el olivo se rinde, el Mediterráneo se acaba» decía el poeta francés George Duhamel.
Este rico pasado ha dejado una herencia y un legado común a la sombra de este árbol, que abarca diferentes campos, como el arte, la religión, la agricultura, el comercio, los paisajes, la salud y la gastronomía…
Entre el patrimonio y los paisajes culturales la colosal herencia del olivo
Ya sea en España, en Túnez, en Marruecos, en Italia, en Siria, en Grecia o en Turquía, la presencia del olivo es una constante visual e histórica que recuerda una pertenencia mediterránea común. Para apreciar su importancia, basta con saber que este árbol cubre más o menos 10 millones de hectáreas en los países de la cuenca mediterránea, mientras que su presencia en cuatro países -España, Italia, Túnez y Grecia- representa por sí sola unos 2/3 de la superficie olivarera mundial.
Estas vastas extensiones de olivos no obedecen sólo a razones estéticas, sino que se deben en gran medida a las innumerables virtudes de este árbol, explotadas por el ser humano desde hace miles de años. El aceite que se extrae de sus frutos siempre ha sido sinónimo de riqueza y comercio. De este modo, las regiones olivareras se han caracterizado por un entrelazado de técnicas y conocimientos antiguos y modernos, que han conformado un saber-hacer y un patrimonio, material e inmaterial, de gran relevancia. Igualmente, su madera, de especial dureza y belleza, ha dado lugar a toda una artesanía en torno a ella.
Este patrimonio incluye multitud de creaciones extraordinarias, como ánforas de aceite, lámparas de vidrio, cerámicas, jarrones de perfume, utensilios de cocina, jabones… También incluye textos poéticos, geopónicos, agronómicos o culinarios que han marcado e influido a todas las regiones oleícolas. Este conjunto de producciones es un espléndido reflejo de los intercambios e influencias interculturales que, a través del comercio y las rutas migratorias, han marcado y siguen marcando nuestras regiones y nuestras culturas, como es el caso de nuestros platos favoritos.
Este elemento común une también a las tres grandes religiones monoteístas, que se desarrollaron en regiones en las que el olivo ya dominaba las llanuras, como es el caso concreto de las tierras sagradas palestinas. De este modo, este árbol, al que el tiempo no parece afectar, tiene un importante simbolismo religioso y espiritual que va más allá de las fronteras del mundo mediterráneo, hasta alcanzar a toda la humanidad con un mensaje de paz, unidad y armonía con el que se caracteriza la rama del olivo.
En la cultura islámica el olivo tiene una importancia espiritual y metafórica, como lo ilustra este extracto del Corán:
“La luz de Alá es como la luz de una lámpara que, a través del cristal, brilla como una estrella brillante […] iluminada por el olivo, el árbol bendito, que no pertenece ni a Oriente ni a Occidente y cuyo aceite brilla sin ser tocado por el fuego: como una luz sobre la luz». (Aleya 35 de la Sura 24)
El olivo en la península ibérica y en tiempo de al-Ándalus
En la península ibérica la presencia de este árbol es muy antigua y está ligada a la historia multicultural del territorio. Según el analista romano Penestrella, el primer olivo se introdujo en Hispania en el siglo VI. a. C, y según el geógrafo Estrabón, el aceite de Hispania era, en aquel momento, el segundo aceite más importante en términos de calidad, después del de Italia.
A pesar de que la presencia del olivo y el uso del aceite en la península ibérica se remonta, por lo menos, a la época romana, fueron las poblaciones musulmanas quienes extendieron su cultivo de forma intensiva en la península ibérica durante la época de al-Ándalus. Tras la caída de Roma, el olivo perdió su importancia en el territorio y fueron las poblaciones andalusíes las que le devolvieron su antigua importancia, haciendo de nuevo de al-Ándalus uno de los principales productores de aceite de oliva del mundo.
Numerosas crónicas alaban las bondades del aceite del Aljarafe sevillano o de Jaén y el Alentejo portugués. En el siglo XI, el cronista Udhri explicaba, por ejemplo, que el aceite de oliva “es exportado a todos los lugares, a lo largo y ancho… y el más alto grado es enviado a las áreas más diversas y viaja hacia Oriente por mar”.
Su propia etimología da cuenta de la importancia de esta herencia arabo-islámica, ya que el nombre de su fruto -la aceituna- procede del árabe zaytuna, y el aceite de oliva, del árabe az-zayt. La palabra árabe «almazara«, o molino de extracción, también proviene del árabe.
Al igual que en la época romana, el aceite de oliva era muy apreciado, a pesar de ser un producto costoso. Se utilizaba en la cocina, la cosmética, la farmacopea y la iluminación, pero también en el campo de la medicina, debido a sus numerosas propiedades medicinales. Ibn Rushd, más conocido como Averroes, por ejemplo, alabó ampliamente sus beneficios.
Acabamos de ver entonces cómo esta herencia del mundo mediterráneo en toda su diversidad ha marcado e influido en muchos ámbitos del patrimonio cultural de la península ibérica. Es doblemente importante recordar y difundir esta historia en un momento en el que la división y las actitudes introvertidas parecen primar sobre la apertura al mundo. En esta línea el olivo, un símbolo que nos une, parece ser de suma importancia. Con este motivo, Med-O-Med y la Fundación Cultural «Las rutas del olivo» suman fuerzas con el fin de promover un diálogo intercultural gracias a este árbol bendecido.
Itinerarios de diálogo intercultural: las «Rutas del Olivo»
Las «Rutas del Olivo (Routes of the Olive Tree)» son un conjunto de itinerarios de diálogo intercultural y desarrollo sostenible, complementado con eventos culturales y actividades diversas en torno al Mediterráneo. Su objetivo es contribuir al desarrollo sostenible de estas regiones a través de propuestas y acciones innovadoras.
Las actividades que enmarcan los itinerarios son implementadas por la Red y la Fundación Cultural «Rutas del Olivo», una asociación civil sin ánimo de lucro establecida en Kalamata, Grecia, que desde 2003 materializa propuestas alternativas en torno al tema de la cultura, el turismo y el desarrollo sostenible. En este sentido, reúne, desarrolla y promueve el rico patrimonio cultural del olivo en el Mediterráneo, de una manera imaginativa, respetuosa con el medio ambiente y eficiente.
Estos exitosos itinerarios comprenden exposiciones, encuentros culturales y empresariales, actividades sociales, convenciones, concursos, así como investigaciones y publicaciones en torno a los paisajes culturales y naturales del Mediterráneo del Olivo, como la historia, el simbolismo, la cultura y el medio ambiente en las regiones olivareras.
En la actualidad, la red de Rutas del Olivo cuenta con más de 200 miembros, organismos estatales y regionales de desarrollo económico y cultural, universidades, ONG, Cámaras de Comercio, etc. de los cuales la Fundación de Cultura Islámica y Med-O-Med hacen parte.
Las «Rutas del Olivo» han recorrido hasta ahora 160.000 km para el diálogo intercultural en más de 25 países para registrar y promover el patrimonio cultural intemporal del celebrado árbol mediterráneo.
Su acción se encuentra en consonancia con la Declaración Universal de la UNESCO sobre la Diversidad Cultural y, en particular, con los artículos 3, 8 y 12, así como con la línea 14 de su Plan de Acción: “Respetar y proteger los sistemas de conocimiento tradicionales, especialmente los de los pueblos indígenas; reconocer la contribución de los conocimientos tradicionales, en particular por lo que respecta a la protección del medio ambiente y a la gestión de los recursos naturales, y favorecer las sinergias entre la ciencia moderna y los conocimientos locales».
En 2003, las «Rutas del Olivo» fueron también reconocidas como «Itinerario Cultural Internacional del Diálogo Intercultural y el Desarrollo Sostenible» por la UNESCO (166 Ex.Co Sess.) y desde 2005 es una ruta cultural reconocida por el Consejo de Europa.
Tristan Semiond – FUNCI
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