De acuerdo con las Directrices Prácticas para la aplicación de la Convención del Patrimonio Mundial de la UNESCO, paisajes culturales son bienes culturales que representan «las obras combinadas de la naturaleza y el hombre, que ilustran la evolución del ambiente natural ante fuerzas sociales y culturales”.
Los paisajes son sistemas complejos donde se desarrollan relaciones culturales en un contexto ecológico; así los paisajes culturales, resultado conjunto de la acción del ser humano y la naturaleza, se han convertido en uno de los elementos clave del patrimonio de toda la humanidad, en los que se reconoce la mutua y recíproca influencia naturaleza-cultura. Reflejan técnicas concretas de utilización viable de las tierras, así como una relación espiritual específica con la naturaleza. La existencia de formas tradicionales de uso de las tierras sustenta además la diversidad biológica.
En ellos se reflejan los valores tangibles e intangibles de distintos pueblos que han aprovechado con sabiduría todos los recursos que les proporcionaba una naturaleza en la que basaron sus creencias, conocimientos, hábitos, prácticas y usos. El paisaje mediterráneo se ha caracterizado por la intensa intervención humana, que lo ha transformado en ocasiones en paradigma y representación icónica de diversas culturas. Entre ellas, la cultura islámica ha generado una rica variedad de formas de utilización del territorio y múltiples valores intangibles asociados a ellas.
Acuerdos internacionales en paisajes culturales
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