La Posidonia, pulmón y base del patrimonio Med-O-Med

La «Posidonia oceánica» es la especie más longeva de la biosfera, con unos 10.000 años, según corrobora una investigación del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) del 2012.

Se trata de una especie de gran importancia ecológica, clave para la sostenibilidad del patrimonio natural en nuestra área Med-O-Med. La Posidonia, al ser fuente de oxígeno (un metro cuadrado produce unos 10 litros al día) y absorber dióxido de carbono, es conocida como el pulmón del Mediterráneo. Así mismo, genera materia orgánica, que provee de alimento a las variadas especies que alberga, y protege nuestras costas formando diques que custodian la arena de las playas en invierno. Por todo ello, la «Posidonia ceánica» es la base de todo el ecosistema del Mediterráneo.

En lo que respecta a su localización, la Posidonia sólo está presente en el mar Mediterráneo, donde ocupa un área de alrededor del 3% de la cuenca, aproximadamente 38.000 kilómetros cuadrados. Se ha detectado esta planta desde Punta Chullera, en el límite entre Málaga y Cádiz, hasta el estrecho de Dardanelos, que separa Asia de Europa. Así mismo se ha encontrado una población aislada en el mar de Mármara, entre el Mediterráneo y el Mar Negro.

Naturaleza y riqueza de la Posidonia

En cuanto a su naturaleza, aunque tiene apariencia de alga, es una planta fanerógama marina y, por lo tanto, además de producir su propio alimento a partir de materia orgánica y luz solar, –a diferencia de las algas– cuenta con tallos, flores y frutos. Esta planta se ubica entre la costa superficial y los treinta o cuarenta metros de profundidad, en función de la transparencia de las aguas. Sus hojas tienen forma de cinta, con una anchura aproximada de un centímetro y una longitud de entre treinta y ciento veinte cm. Sus tallos son rizomas, es decir, subterráneos, con restos fibrosos de hojas. Numerosos seres vivos se refugian en sus hojas, fundamentalmente seres con vida menos extensa, y en el rizoma alberga a los seres más longevos.

La Posidonia, al ser fuente de oxígeno (un metro cuadrado produce unos 10 litros al día) y absorber dióxido de carbono, es conocida como el pulmón del Mediterráneo.

Las praderas de Posidonia generan riqueza ambiental, económica y social. Estas plantas contribuyen activamente a mantener los recursos naturales, sostienen una gran variedad de vida, favoreciendo la biodiversidad del Mediterráneo y sus recursos pesqueros. Asimismo, las praderas protegen la playa y el litoral de la erosión, beneficiando a sus habitantes y favoreciendo el desarrollo turístico sostenible del entorno.

Posidonia, patrimonio intangible

La Posidonia Oceánica está ligada a la cultura mediterránea. Los usos de la Posidonia oceánica, que han sido muy variados desde la antigüedad, forman parte nuestro patrimonio intangible.

El nombre científico de la Posidonia, en referencia a Poseidón, dios griego del mar, se ha extendido entre la población al conocerse que su preservación es fundamental para la sostenibilidad del mar Mediterráneo. No obstante, esta planta ha tenido diferentes nombres, antes de que, en el siglo XVIII, Linneo estableciese una nomenclatura sistemática de las plantas. De hecho, en España adoptó el nombre común de “alga de vidrieros” por su uso como embalaje protector de vidrios y cerámicas que llegaban de Venecia y Roma. Más tarde, y conociendo sus propiedades de conservación, se usó, también, como embalaje para trasladar el pescado a Madrid. Otras acepciones que tuvo esta planta fue “lijo”, como se conocía fundamentalmente en Almeria, y “altina” en Cataluña.

La «Posidonia oceánica» ha sido utilizada también por los habitantes del Mediterráneo por sus propiedades curativas. Esta planta marina es conocida por sus propiedades cicatrizantes. Los pescadores recogían las hojas que se enganchaban en sus redes, las maceraban con alcohol y lo aplicaban en las heridas como desinfectante. Así mismo, el médico y naturalista español del siglo XVI Andrés Laguna ya documentaba que su olor repelía los parásitos. Parece ser que el Papa Julio III de Roma usaba la planta como relleno de su colchón para evitar picaduras de chinches. Así mismo, las hojas secas y limpias en los almohadones aliviaban a los enfermos de bronquitis. En Egipto, también se utilizaba para aliviar dolencias de garganta y de la piel. Según algunos médicos, un tratamiento alternativo natural para el acné es macerar las hojas frescas de la posidonia con agua de mar y después lavarse la cara con ese líquido. También molidas y mezcladas con alcohol sirven para darse masajes en las piernas y aliviar el dolor de varices.

Otro uso frecuente de la Posidonia ha sido como recurso generador de energía, aislante o alimento para el ganado. Así, en los días de marejada en las costas, la población recogía los rizomas secos que aparecían en las playas para aprovecharlos en diferentes usos, bien como lecho en los muladares, como leña para calentar la comida de los pescadores (conocido como “moraga”), o para hacer adobe en sustitución de la paja, que no era abundante. De hecho, en la actualidad se pueden ver construcciones con este material en la isla de Tabarca y en la playa de Calnegre, situadas en la costa alicantina y murciana respectivamente. Como alimento para el ganado, los frutos de la «Posidonia oceánica» eran empleados para el ganado porcino. Estos frutos son unas pequeñas bolas verdes, parecidas a las aceitunas, y que recibían el nombre de olivas de mar.

Recientemente, se han realizado numerosos estudios sobre la utilización de los restos de Posidonia de forma sostenible. Así, se ha visto su enorme potencial como aislante, como recurso sostenible y efectivo para la bio-construcción, ahorrando hasta el 75% de energía durante la vida útil de la vivienda, y también como biocombustible.

En el 2013, investigaciones en la Universidad de Alicante sobre los restos de la posidonia señalaron la posibilidad de usarlos para crear zonas verdes en vertederos clausurados.

Ese mismo año, la universidad presentó un procedimiento para fabricar hormigón de mayor resistencia con las cenizas de los residuos de la «Posidonia oceánica». Investigadores de la Universidad de Murcia y de Santiago de Compostela hicieron pruebas con la Posidonia seca para observar su posible utilización como sustituto de la paja en la alimentación del ganado. De igual modo, dado su alto contenido en celulosa, se puede obtener pasta de papel.

Posidonia, hábitat de interés comunitario, amenazada

Por su valor único, las extensas praderas de Posidonia son un importante ecosistema endémico del mar mediterráneo. Con el fin de asegurar su conservación, se ha incluido como hábitat prioritario en la Directiva de Hábitats 92/43/CEE del Consejo, del 21 de mayo de 1992.

Aun así, se trata de una especie que continúa amenazada. De hecho, en 2014, un equipo de investigadores del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) evaluó el estado de las praderas de Posidonia oceánica en el Mediterráneo occidental desde que constan registros de la misma, y observó una regresión de su extensión desde la segunda mitad del siglo XX, pudiéndose haber reducido entre un 13% y un 38% en los últimos cincuenta años.

Las causas de esta regresión son diversas. “El 67 % del declive de praderas se ha atribuido a impactos causados por el ser humano; el 30 % se debe a eutrofización costera, o aumento excesivo de algas; y el 39% a presiones múltiples”. Entre las amenazas causadas por la especie humana se incluye el amarre de muchos barcos que con las anclas y cadenas barren el lecho marino, la contaminación marina, como las plantas de tratamiento de aguas residuales, la descarga de aguas de sentina (aguas residuales, aceites e hidrocarburos) de todo tipo de barcos, la extracción de arena y dragados en los puertos, muelles y embarcaderos de la costa, la presencia de especies invasoras como la Caulerpa taxifolia, y las prácticas pesqueras que destruyen el fondo marino.

La amenaza del cambio climático por el aumento de la temperatura del agua quedó reflejada en un estudio de 2012, realizado por el CSIC y publicado en la revista Nature Climate Change, en el que se alertaba que podría llegar a disminuir en un 90% a mediados de este siglo, debido al calentamiento del agua superficial del mar Mediterráneo. No obstante, un reciente estudio de 2017, publicado en la revista Marine Pollution Bulletin, coordinado por la Universidad de Barcelona en el marco del proyecto marco del RECCAM, lanza un rayo de esperanza, al poner de manifiesto que la «Posidonia oceánica» podría adaptarse al calentamiento del agua. El estudio mostró que la Posidonia responde al aumento de la temperatura del agua floreciendo, pasa a reproducirse de forma sexual en lugar de hacerlo de forma asexual como es más habitual. Este otro mecanismo da lugar a una mayor adaptabilidad genética y podría contribuir a la supervivencia de la especie.

Con el propósito de revertir esa regresión de las praderas de la Posidonia en el Mediterráneo, se han impulsado acciones para asegurar su protección, aminorar la amenaza y sensibilizar la población. Entre estos proyectos, cabe destacar la iniciativa sostenible Med-O-Med Save Posidonia-Green Bubble, que recientemente se ha incorporado a nuestra red Med-O-Med.

 

Myriam de la Cavada

FUNCI

 

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