Tenemos la satisfacción de dar la bienvenida como miembro de Med-O-Med a la Comunidad Habiba del Sinaí, Egipto, en el marco de la línea de sostenibilidad y «Cultura del Oasis». Es fundamental contar con miembros como la Comunidad Habiba, que han demostrado que la sostenibilidad no es sólo posible, sino que también es crucial para el bienestar de las comunidades locales, incluso en áreas desérticas.
En 1990, el área del Sinaí dependía económicamente del turismo masivo, un turismo explotado por agencias internacionales cuyos beneficios no revertían en el bienestar de la comunidad local. La crisis política y económica provocaron el descenso de los turistas en esta área fuertemente dependiente del turismo convencional, y esta falta de ingresos sumada a la falta de desarrollo local afectó de forma extrema a la población de Nuweiba.
Como respuesta a esta difícil situación de dependencia del turismo convencional y la falta de soberanía alimentaria, Maged El-Said fundó en 1994 la comunidad Habiba en el centro de la ciudad de Nuweiba con la creencia firme de posibilitar un desarrollo sostenible, fruto de combinar la agricultura orgánica con un turismo no convencional integrado con las comunidades locales y su patrimonio cultural. Este concepto de turismo sostenible ha involucrado a viajeros responsables, voluntarios e investigadores interesados en conocer la cultura local y/o contribuir al bienestar local.
«Habrá un momento en que tendremos dinero pero no productos de consumo; los seres humanos no se alimentan de papel moneda», dijo El-Said afirmando la importancia de impulsar iniciativas de desarrollo.
La construcción del sueño de Maged El-Said
Maged El-Said inició este proyecto piloto aprovechando su experiencia en el sector turístico, las redes y contactos realizados durante su carrera en Sharm el Sheikh, y las relaciones establecidas con la población local en Nuweuba City. El primer paso fue el lanzamiento en 1994 del establecimiento turístico Habiba Beach Lodge.
Trece años más tarde, en el 2007, se estableció la granja ecológica de Habiba como ejemplo real de agricultura biológica en el desierto, incorporando conocimientos acerca de técnicas agrícolas innovadoras. El hecho de no tratarse meramente de una granja orgánica, sino también de un centro de investigación y de desarrollo ha permitido la experimentación y cultivo de todo tipo de verduras, frutas y semillas en unas condiciones desérticas determinadas, atrayendo a investigadores, académicos y personas interesadas en el desarrollo de la comunidad.
Por otro lado, esta iniciativa ha mostrado a la población local que las semillas pueden sobrevivir y desarrollarse en el desierto. En este sentido, se construyó el Centro de Aprendizaje Habiba (HLC) para sensibilizar a la población y asegurar un futuro sostenible para las generaciones futuras. Este centro facilita formación aplicada, y se organizan cursos para los niños de Nuweiba, que pueden aprender dibujo, manualidades, música y diversas materias. Así mismo, el centro ofrece talleres en agricultura, construcción sostenible, permacultura y granjas orgánicas.
Maged El-Said inició este proyecto piloto aprovechando su experiencia en el sector turístico, las redes y contactos realizados durante su carrera en Sharm el Sheikh, y las relaciones establecidas con la población local en Nuweuba City. El primer paso fue el lanzamiento en 1994 del establecimiento turístico Habiba Beach Lodge.
Habiba, un modelo sostenible
La Comunidad Habiba del Sinaí promociona la sostenibilidad a través de tres acciones desarrolladas en las comunidades locales e interconectadas entre sí. Por un lado, se promueve el agroturismo en las zonas rurales, específicamente en Nuweiba, en un granja ecológica, cuyas técnicas están en proceso de mejora continua a través de una metodología de enseñanza aplicada mediante un centro de aprendizaje. Finalmente, se ofrece formación en el establecimiento turístico Habiba Beach Lodge a turistas e investigadores sobre los recursos naturales disponibles en Nuweiba. El mercado objetivo para cada servicio introducido es diferente, pero el objetivo que persiguen los usuarios a través de sus actividades es la mejora del desarrollo de la población local.
El plan de crecimiento está orientado a desarrollar un plan integral que cubra las necesidades básicas de los beduinos en Nuweiba, principalmente la educación y la alimentación, a través de la agricultura ecológica y la cría de ganado y aves de corral. Se facilita la asistencia técnica necesaria a la población beduina para desarrollar ese plan integral, mejorando cada uno de sus pequeños negocios.
Dentro del plan de sostenibilidad, Habiba incluye restringir la cadena de suministro y la logística a 100 kilómetros de alcance, reforzando los canales de distribución y economía local, con el fin de lograr la soberanía alimentaria en la zona, y al mismo tiempo, controlar las emisiones de carbono derivadas del uso de combustible.
Una de las claves del éxito del proyecto Habiba ha sido el tratarse de un modelo diversificado que permite aprovechar las sinergias existentes que revierten en el bienestar local. De hecho, aunque el ingreso económico principal proviene de los beneficios del Habiba Lodge Beach, los propios turistas están involucrados en otros componentes, como la granja orgánica y el centro de investigación y aprendizaje. Por lo tanto, tanto los voluntarios como los investigadores son un activo muy importante para esta comunidad, no sólo por la obtención de ingresos, conocimientos, e intercambio de experiencias, sino también por convertirse, a medio plazo, en los mejores embajadores del proyecto, añadiéndole un efecto multiplicador, y permitiendo completar el ciclo necesario para lograr un desarrollo plenamente sostenible.
La palmera datilera
Dentro de las acciones de agricultura ecológica, es importante destacar la iniciativa estratégica y social de las palmeras datileras, y su valor añadido. La Fundación Palmera del Sinaí, creada bajo el paraguas del proyecto Habiba, tiene como objetivo recuperar y subrayar la importancia de la Palma como patrimonio del Sinaí. De hecho, el cultivo de la palmera datilera no sólo preserva el patrimonio natural y cultural, sino contribuye al desarrollo local.
En este sentido, la Fundación Palmera del Sinaí pone en marcha una metodología colaborativa que involucra a la comunidad en actividades agrícolas relacionadas con el palmeral y los dátiles, aprovechando las sinergias existentes con otras actividades que se desarrollan en Habiba. Este proceso permite mantener productivas las tierras, a la vez que favorece la autonomía de las mujeres, al conseguir un ingreso económico. Como resultado, la comunidad se beneficia del 80% de la cosecha, y el propietario de la tierra obtiene el 20% por su uso.
Dentro del plan de sostenibilidad, Habiba incluye restringir la cadena de suministro y la logística a 100 kilómetros de alcance, reforzando los canales de distribución y economía local, con el fin de lograr la soberanía alimentaria en la zona, y al mismo tiempo, controlar las emisiones de carbono derivadas del uso de combustible.
Así mismo, la palmera datilera es un producto clave, dado su enorme valor por su capacidad de diversificación. Sus diferentes componentes pueden utilizarse en la producción de productos como muebles o integrarse en diferentes procesos industriales.
Centro de investigación y aprendizaje
La principal ventaja competitiva lograda en la Comunidad Habiba es el saber hacer en la construcción de este singular modelo. De hecho, Habiba está certificada como granja orgánica que genera diferentes productos a través del uso de un know-how técnico específico, adecuado para la actividad agrícola en esta tierra salobre del desierto del Sinaí. Los principales productos que se obtienen y son distribuidos en Nuweiba son: moringa, quinua, cebolla, ajo, col, calabaza, tomate, pimiento, berenjena, dátiles, aceitunas, tomate cherry, granada y maíz, entre otros.
El desarrollo de este modelo ha sido posible gracias a la colaboración con el Centro de Investigación del Desierto «Dessert Research Center», una de las mayores instituciones gubernamentales egipcias sobre la agricultura y la investigación. Un equipo de técnicos especializados e investigadores han participado en la construcción de este modelo de agricultura ecológica en condiciones desérticas. De acuerdo con el memorando de cooperación firmado, la granja orgánica Habiba es considerada la estación de investigación de este Centro en Nuweiba.
Por último, Habiba es consciente de la importancia de la educación y el intercambio de conocimientos para la construcción de una comunidad de desarrollo sostenible. En este sentido, se concibió la creación de un centro de aprendizaje que facilita el intercambio de conocimientos, con valor añadido en diferentes campos, a través de la educación aplicada. Además, facilita apoyo a la población local en materia de turismo responsable en diferentes programas de voluntariado.
Desafios y lecciones aprendidas
El proceso de sustituir un modelo de turismo convencional por un modelo de desarrollo sostenible en el sur del Sinaí se ha enfrentado a muchas dificultades, sobre todo en sus inicios, dado que la población se había acostumbrado durante décadas a un turismo masivo que suponía un ingreso fácil y continuado.
Si bien la situación de inestabilidad ha ayudado a comprender la necesidad de impulsar este tipo de modelo económico, ha sido muy difícil encontrar alternativas sostenibles adecuadas que diesen respuesta a esta situación. El mayor reto ha sido convencer a la población, que se resistía al cambio, así como convencer a la comunidad para adoptar como alternativa el agroturismo, negocio que requiere mucho esfuerzo y dedicación.
Para apoyar ese proceso de sensibilización y la constitución granjas orgánicas e iniciativas de turismo responsable, se han organizado varios seminarios que han logrado concienciar sobre el valor de producir menos cantidad, mayor variedad y el empleo de las técnicas adecuadas para cada producto. Posteriormente, se han organizado seminarios de sensibilización sobre cómo involucrar a voluntarios en las tareas agrícolas y las actividades del turismo educacional.
El impacto del proyecto Habiba y perspectivas
El impacto que ha tenido el proyecto Habiba en la zona en los últimos 20 años ha sido, sobre todo, la sensibilización en formas alternativas de turismo, y los conocimientos adquiridos sobre la agricultura ecológica con la colaboración del Centro de Investigación del Desierto. De hecho, Habiba ha sido una granja experimental que ha generado un modelo sostenible de producción agrícola y turismo responsable, que puede ser adaptado a las diferentes características de la población local. Estos trabajos experimentales han supuesto la adquisición de un valioso «saber hacer» para la mejora de la producción agrícola, que ha contribuido al desarrollo de la región.
El proceso de sustituir un modelo de turismo convencional por un modelo de desarrollo sostenible en el sur del Sinaí se ha enfrentado a muchas dificultades, sobre todo en sus inicios, dado que la población se había acostumbrado durante décadas a un turismo masivo que suponía un ingreso fácil y continuado.
De forma paralela, el Centro de aprendizaje ha facilitado la formación y aportado mayor bienestar a la población local. En un principio, el centro estaba previsto para la educación de los niños, sin embargo, fruto del interés y la demanda de la comunidad, las acciones formativas se han incrementado y dirigido también a los adultos, principalmente a mujeres, por lo que se han superado las expectativas.
El objetivo del proyecto Habiba es lograr la soberanía alimentaria, conseguir la autonomía en un área de 100 kilómetros, disminuyendo el coste del transporte y las emisiones de carbono, y al mismo tiempo, abastecer el mercado local cubriendo las necesidades de la población. Por último, la perspectiva de futuro de Habiba es ampliar y transferir esta experiencia para lograr el desarrollo sostenible en todo el área de Nuweiba.
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