La cetrería se define como el arte de entrenar y cuidar aves rapaces para cazar presas silvestres en su medio natural. Ha sido declarada Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad por la Unesco en 2010.
Cuenta con más de 5.000 años de historia y es practicada por diferentes culturas en más de 70 países. Tiene un código moral según el cual hombre y ave están ligados entre sí por lazos tan fuertes, que solo pueden ser rotos por la muerte de uno de ellos. El cuidado de las aves exige tiempo, dedicación y esfuerzo, y es obvio que el cetrero no pretende solamente capturar piezas, que además resultan casi siempre escasas, sino que con su práctica consigue otro tipo de habilidades: conocimiento, observación, paciencia, planificación de estrategias y compañerismo.
La cetrería nace de una relación de “comensalismo” en la que el halcón se aprovecha de las piezas que levanta el hombre al paso de sus rebaños, ahorrándose mucho tiempo de búsqueda.
No en vano la cetrería era considerada por la aristocracia como la mejor escuela para formar caballeros, y en el Reino Unido en el Medievo se creó el apelativo “gentleman” para designar a quienes entrenaban el halcón “gentle”, hoy conocido como el halcón peregrino. Muchos siglos después, este término continúa definiendo a quien ha adquirido cualidades nobles.
La cetrería nace de una relación de “comensalismo” en la que el halcón se aprovecha de las piezas que levanta el hombre al paso de sus rebaños, ahorrándose mucho tiempo de búsqueda. Surge en época visigoda y es ampliamente practicada por los árabes, quienes la mejoran en muchos aspectos; alcanza su apogeo en la Edad Media y su declive comienza con la aparición de las armas de fuego. En época reciente el naturalista español Félix Rodríguez de la Fuente consiguió fomentar de nuevo su práctica en España.
Se cuenta que el rey visigodo Eurico, en un paseo a caballo con su corte y acompañado de sus halcones, vio como uno de ellos se lanzó sobre un pájaro, capturándolo. Quedó tan maravillado que decidió dedicarse a entrenar a sus aves de presa.
Los halcones en al-Andalus
Sin embargo, pocos pueblos han cultivado el arte de la cetrería como el árabe, afición que aún se mantiene de forma viva en la actualidad, no solamente en los países del Golfo, sino incluso en Marruecos, donde se practica la caza y se crían aves de presa en la región de Dukkala. Los andalusíes fueron grandes maestros en este tipo de caza, que magnificaron en la poesía y las artes.
“!Oh Rey, cuyos padres fueron altaneros y del más egregio rango! Tú que adornaste mi cuello con el collar de tus favores… Hónrame con uno de límpidas alas, cuyo plumaje haya sido combado por el viento Norte! Con qué orgullo saldré con el alba jugango mi mano con el viento, para apresar lo libre con lo encadenado!»
De este modo tan poético el visir Abu Bakr al-Qubturnu solicitó del príncipe Mutawakkil de Badajoz el regalo de un halcón. También en el poema del Mío Cid se narra que en el momento de partir para el destierro, el héroe castellano Rodrigo Díaz de Vivar, “el Cid”(o Sidi, Señor, en árabe) lloró ante la pérdida de sus preciadas aves.
En las artes figurativas hallamos algunas de las imágenes más interesantes y hermosas de la cetrería andalusí. Se encuentran talladas en marfiles de los ss.X-XI, como los célebres botes de al-Mugira y de Ziyad ben Allah. Del árabe procede el primer tratado de cetrería y algunos de los términos más usuales como el nombre de las dos variedades de halcón peregrino, el “neblí” y el “baharí”. También se relaciona con la cetrería el topónimo Albayzin, o “barrio de los halconeros” (Rabad al bayyazin), que encontramos en Granada, Alhama, Antequera y Baeza.
“!Oh Rey, cuyos padres fueron altaneros y del más egregio rango! Tú que adornaste mi cuello con el collar de tus favores… Hónrame con uno de límpidas alas, cuyo plumaje haya sido combado por el viento Norte! Con qué orgullo saldré con el alba jugango mi mano con el viento, para apresar lo libre con lo encadenado!»
Fue en época andalusí cuando se estableció la caza con halcón (anteriormente se cazaba con azor). Los árabes introdujeron además el uso de la caperuza, indispensable en el adiestramiento de estas aves.
La caza con aves de presa llegó a ser tan apreciada durante la Edad Media, que durante las Cruzadas se realizaban treguas para que los nobles pudieran echar a volar sus halcones. Si alguno de ellos se posaba en territorio enemigo o era capturado, el precio del rescate podía ser muy elevado, y a menudo se intercambiada por numerosos prisioneros.
La espiritualidad y la caza
Diversos santos han encontrado en la cetrería inspiración divina, y hay un reconocimiento específico de ella en el Corán. En él, Allah da instrucciones a los cazadores instándoles a no matar por diversión, quitando la vida a los animales sin intención de sacar provecho de ellos. Sobre los animales de caza que son adiestrados para la misma, Allah dice: “Te preguntan qué les está permitido… dí: os están permitidas las cosas buenas. Podéis comer de lo que os capturen los animales de presa que habéis adiestrado tal como Dios os ha enseñado y mencionando el nombre de Allah sobre ello…”
“Aquel que mata a un pájaro por diversión lo verá dirigirse a Allah en el día de la Resurrección”. El Profeta Muhammad
Sin embargo, como antes veíamos, matar o cazar por diversión está prohibido en el Islam. Así, un “hadit”, o tradición referida al Profeta Muhammad, asegura que: “Aquel que mata a un pájaro por diversión lo verá dirigirse a Allah en el día de la Resurrección”.
En la actualidad, la cetrería se revela útil en los aeropuertos,donde se salva la vida de muchos pasajeros diariamente, al auyentar a otras aves que entorpecen los despegues y aterrizajes de los aviones. También se emplean para regular la población de conejos en ciertas áreas, y evitar interferencias en las estaciones de seguimiento espacial.
Así pues, el arte de la cetrería resalta la armonía entre el ser humano y la naturaleza, constituyéndose en la más noble de las artes de caza.
Mario Blázquez. Med-O-Med
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