Inventario de Jardines Islámicos Históricos: El Jardín Fin en Irán

Med-O-Med cuenta entre sus proyectos la recopilación y difusión de un inventario de jardines históricos islámicos en los países del sur del Mediterráneo y Oriente Próximo.

Esta semana nuestro colaborador Mohammad Motallebi, Presidente de la Sociedad Iraní de Profesionales del Paisaje y delegado de IFLA en Irán, nos ha enviado la segunda ficha técnica del inventario de jardines históricos en Irán, en esta ocasión sobre el Jardín Fin en Kashan, tras la recibida hace un par de meses en torno al Jardín Shazdeh. La información ha sido recopilada por su colega Anoosheh Gohari.

Rodeada de desiertos y montañas, la ciudad de Kashan, hogar de los Tres Reyes Magos según la tradición, disfruta de un clima moderado y seco, con abundante y variada vegetación en torno a fuentes de agua, entre ellas el manantial de Suleiman (Salomón). Hallazgos arqueológicos revelan que esta región fue uno de los centros de la civilización en época prehistórica hace más de 7.000 años. Todo ello ha hecho de Kashan y el Jardín Fin uno de los lugares de descanso estival favoritos de los gobernantes de Irán a lo largo de los siglos.

En su forma actual el Jardín Fin fue diseñado durante el reinado del Sah Abás I el Grande (1571-1629) de la dinastía safávida como espacio de recreo. Posteriores modificaciones y añadidos en las construcciones del jardín principalmente a raíz de un devastador terremoto en 1778 fueron realizados durante las dinastías zand y kayar, si bien la disposición de los huertos frutales y las piletas de mármol de las fuentes respeta su localización original. También del siglo XIX datan el muro exterior y las redecoraciones de los edificios en tonos turquesas.

En sus más de 6 hectáreas, el Jardín Fin incluye varios edificios, baños, una alberca central, fuentes, caños y torrentes de agua. La vegetación predominante está formada por pinos y cipreses mediterráneos. En el pasado abundaban también variedades autóctonas de plataneros, granados, higueras, ciruelos claudios y albaricoqueros. Al igual que otros jardines históricos persas, este jardín destaca por la gran cantidad de elementos que aprovechan y hacen uso del agua, proveniente de una colina próxima, siendo suficiente la presión para que las fuentes y alberca no necesiten bombas mecánicas. El flujo de agua es constante a lo largo de todo el año, si bien el sistema de riego por inundación en el pasado ha dado paso a mangueras a día de hoy.

Recurso escaso

El Jardín Fin marca un acentuado contraste entre el paisaje monótono, árido e inhóspito extramuros y el frondoso follaje interior. En el exterior, el agua es un recurso escaso y precioso mientras en el interior destaca la sobreabundancia de agua y colores, formando patrones y diseños que nos recuerdan la decoración de alfombras y azulejos persas.

En su conjunto, este jardín se inspira en la visión clásica persa del Paraíso como un sistema en el que jardinería, agua y arquitectura forman una unidad en base a relaciones geométricas. La presencia del agua es, sin duda, una metáfora de las corrientes de agua en el Paraíso mencionadas en el Corán, así como un símbolo de contemplación de la existencia. A su vez, el movimiento del agua representa la transitoriedad, la novedad y la frescura.

En su conjunto, este jardín se inspira en la visión clásica persa del Paraíso como un sistema en el que jardinería, agua y arquitectura forman una unidad en base a relaciones geométricas.

Probablemente por estas funciones del agua en el jardín persa optó el profeta Zoroastro por enseñar a sus seguidores dentro de jardines. Sin embargo, no debemos olvidar que la disposición de los espacios en el Jardín Fin responde también a su uso principal como espacio de recepción, recreación y residencia para monarcas, ministros y otros altos funcionarios, como así lo constatan poemas inspirados por este monumento y miniaturas que lo representan. Uno de los acontecimientos más dramáticos y conocidos ocurridos en el Jardín fue el asesinato en 1852 del Gran Visir Amir Kabir a manos de un asesino enviado por el sah Naser al-Din de la dinastía kayar.

El Jardín Fin fue incluido en 1935 en la lista de tesoros nacionales de Irán, lo que permitió frenar considerables daños a su estado de conservación. La Organización Iraní de Patrimonio Cultural, Artesanía y Turismo es en la actualidad la institución encargada de su conservación y administración. En 2011 un conjunto de jardines históricos iraníes, bajo la denominación común de “El Jardín Persa”, fueron inscritos por la UNESCO en la lista de Patrimonio de la Humanidad, entre los que se incluyen tanto éste como el Jardín Shazdeh. Diversos estudios señalan que en sus orígenes, varios siglos antes de JC, el jardín persa fue concebido  como un símbolo de los elementos zoroástricos: cielo, tierra, agua, plantas y viento. Cada uno de estos nueve jardines, situados en nueve provincias distintas del actual Irán, ofrece soluciones específicas adaptadas a las condiciones del paisaje, clima y materiales disponibles. Como rasgo común a todos ellos destaca la división de los jardines en cuatro secciones, siendo el agua el elemento más destacado para irrigación y ornamentación. El arte del jardín persa, la más antigua tradición de jardines, ha influido diseños posteriores en países como España o India.

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