Estas son algunas de las hortalizas introducidas o consolidadas, y los itinerarios que siguieron hasta alcanzar suelo peninsular:
Entre los CÍTRICOS, el primero en llegar a la Península Ibérica fue el cidro, probablemente ya conocido antes del siglo IX en al-Andalus. Las limas, limones, naranjos amargos y azamboas (pomelos primitivos) llegaron a inicios del siglo XI y se consolidaron durante los siguientes. Casi todos ellos proceden originalmente de Indonesia y China, pero alcanzaron el Mediterráneo a través de su domesticación e hibridación en la India, Persia y Golfo Pérsico durante los dos milenios anteriores.
Las BERENJENAS (Solanum melongena), originarias de la India y cultivadas intensamente en Persia, fueron introducidas en Egipto y el Magreb, desde donde pasaron a al-Andalus a principios del siglo X.
Las ESPINACAS (Spinacia oleracea), provenientes de la Persia Sasánida (actual Afganistán), llegaron durante el siglo XI de manos de los árabes.
La CHUFA (Cyperus esculentus), fue traída a tierras andalusíes desde Kufa, en Iraq, y se aclimató al parecer en Valencia.
Procedentes del Sind (Pakistán), las SANDÍAS Y MELONES llegaron hasta la Península Ibérica a través de Iraq y Siria.
De las zonas desiertas norteafricanas procede la planta llamada COLOQUÍNTIDA, que los árabes introdujeron en la Península para uso medicinal
El cultivo de la ALCACHOFA (Cynara scolymus), de origen mediterráneo y estrechamente emparentado con el bien conocido cardo cultivado en la Bética romana (Cynara carduncullus), se extendió por todo al-Andalus con gran éxito, probablemente desde el Norte de África.
Del libro: El Jardín andalusí, Fundación de Cultura Islámica
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