NENÚFAR (Nymphaea alba L. y Nuphar luteum L.). En al-Andalus, nilufar abyad y nilufar asfar, en referencia al nenúfar blanco y el amarillo, respectivamente. Esta planta acuática era muy valorada como ornamento en las albercas. Abul-Jayr menciona los nenúfares amarillos, rojos y blancos. Se utilizaba en la preparación de aceites hidratantes. Las estancias se rociaban con agua destilada de nenúfar con el fin de evitar la sequedad.
AZUCENA (Lilium candidum L.). En al-Andalus, sawsan. Esta flor originaria de Oriente Próximo fue muy apreciada desde la Antigüedad debido a su belleza y a su fuerte aroma. En el Calendario de Córdoba aparecen varios tipos de azucenas que se cultivan en distintas épocas y siempre en suelos bien ventilados y ricos en materia orgánica. Para su óptimo desarrollo se recomendaba plantar junto a ella serpol silvestre o hierbabuena. También se destilaban las azucenas azules para elaborar agua perfumada.
ROSA (numerosas especies de Rosa spp.). En al-Andalus, ward. Las técnicas de los injertos hizo aumentar la variedad de rosas que, desde China hasta Oriente Próximo ya se cultivaban. Entre todas ellas, la rosa de Alejandría (Rosa damascena Mill.), introducida en la Península por los árabes, era la más valorada. Al-Tignari habla incluso de una variedad de color azul, e Ibn Luyun describe los injertos de rosa que se realizaban en frutales con el propósito de aromatizar sus frutos.
Fuente: Exposición El Jardín Andalusí. Fundación de Cultura Islámica.
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