Ibn Bassāl, agrónomo (s. XI)
El último de los botánicos y agrónomos toledanos es Ibn Bassāl. Se cree que nació en torno a 1050, aunque no se ha confirmado una fecha concreta, en Toledo. Tuvo la suerte de crecer en el tiempo de mayor esplendor de la corte de al-Ma’mun, entrando en relación con el importante círculo de intelectuales del momento y formándose bajo la tutela de Ibn Wāfid. A diferencia de su maestro y otros muchos estudiosos de su época, tuvo la peculiaridad de dedicarse esencialmente al mundo agrícola.
Ibn Bassāl participó junto a su amigo Ibn Luengo en el proyecto de la almunia real encabezado por su Ibn Wāfid, al que sustituyó tras su muerte en la dirección de este. Siempre se ha mencionado más su actuación en los trabajos de aclimatación de nuevas especies, pero es bastante probable su papel en otros ámbitos relacionados no solo con el jardín botánico, sino también con las huertas del complejo regio, aspectos agrícolas de los que tuvo un conocimiento profundo. Además, en relación con la almunia real, se sabe que realizó un viaje por el Mediterráneo, que le llevó hasta el Oriente islámico, pasando por lugares como Sicilia, Egipto, la península arábiga, Siria o el norte de la India, con el encargo de obtener nuevas especies vegetales y semillas que poder aclimatar con posterioridad en el jardín botánico de al-Ma’mun. Lo aprendido en este periplo debió sumarse a los conocimientos aprendidos con anterioridad junto a su maestro y de los experimentos en las huertas y jardines toledanos.
Se tiene constancia de varias obras agronómicas de Ibn Bassāl, pero la más importante es El libro de agricultura, que fue dedicado a al-Ma’mun. A diferencia de Ibn Wāfid, sus escritos destacan por su carácter práctico, tratando los aspectos relacionados con la tierra, el agua, los abonos, las semillas, los trabajadores, las plagas, los cultivos de diferentes especies vegetales, la economía doméstica y la zootecnia. Su obra tuvo una extensa difusión. Esta cruzó las fronteras del mundo andalusí y recorrió el mundo islámico, pasando por el norte de África y Oriente Próximo, donde se aplicaron sus conocimientos sobre el tratamiento de la tierra y el agua, la orbicultura y las plantas ornamentales.
El final del reinado de al-Ma’mun, como se comenta más detalladamente en el capítulo anterior, trajo una profunda inestabilidad a la taifa de Toledo. El rápido deterioro del poder del monarca, en la figura de al-Qadir, y la conquista cristiana de 1085 terminó con esta escuela agronómica de Tulaytula. No obstante, con Ibn Bassāl se puede ver una
continuidad de este grupo. Trasladado a Sevilla, donde también participó en su huerta regia, mantuvo un nutrido número de alumnos, entre los que estaban Ibn al-Lunquh, Abu l-Jayr o al-Tignari, a los que transmitió sus conocimientos de agronomía y botánica, lo que mantuvo viva la escuela de naturalistas andalusí y la dio continuidad.
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