Desde mediados del XVIII, como consecuencia de la política estatal de la Ilustración, y durante el siglo XIX proliferan en la geografía española los jardines botánicos. Salvo notables excepciones, como eran el Jardín de la Orotava, el de Cartagena o el de Valencia, se reducían a pequeños jardines dependientes de instituciones científicas públicas, universidades, institutos… que en gran medida giraban alrededor del que era el “madre”, el Real Jardín Botánico de Madrid, referencia inevitable que les servía de ejemplo y les surtía de semillas. Con mayor o menor entidad cada ciudad “de provincias” tenía o pretendía tener el suyo.
Texto completo: Restauración jardin botanico I ; Restauración Jardín Botánico II
En: PAJAP. Boletín de la Asociación Española de Parques y Jardines Públicos. Nº 5, 1997. – p. 17-21
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