Muchas cosas han cambiado y, también evolucionado, desde la apertura de la escuela de jardinería Med-O-Med de Salé, Marruecos, en 2018. El parque y el vivero han crecido considerablemente y florecen pese a la escasez hídrica y los malabarismos por llevar une gestión sostenible de los recursos. Las actividades para el público se han multiplicado y, lo más importante, las primeras generaciones de jóvenes diplomados son hoy en su mayoría jardineros y jardineras profesionales que trabajan en buenas condiciones económicas y sociales. ¡Han madurado y se han enfrentado con brío a la nueva vida laboral! La mayor satisfacción para los que participamos de este proyecto de carácter social y medioambiental.
La escuela crea lazos. Lazos profundos entre los formadores y los alumnos, muchos de los cuales siguen en contacto con sus profesores pasado el tiempo. Lazos duraderos entre el equipo; entre los que ya no están, porque regresaron a España tras su inestimable labor, y los que siguen desde el principio; hoy mayormente marroquíes.
Hay algo especial en este entorno; paz, dicen algunos de quienes nos visitan; una energía particular, aseguran otros. Y ello a pesar de los pequeños e inevitables conflictos cotidianos entre adolescentes, muchos de ellos en situación de dificultad familiar o social.
Hay algo especial en este entorno; paz, dicen algunos de quienes nos visitan; una energía particular, aseguran otros.
Cierto es que las ocho hectáreas del parque, de las cuales una parte está ajardinada y otra, ocupada por el vivero de producción, dan para mucho y expanden la vista y los sentidos. El huerto; las rosaledas, las zonas arboladas, las plazas y los senderos flanqueados de agaves y olivos ofrecen belleza y la alegría que aportan los grupos de aprendices con sus llamativos monos verdes mientras deshierban, preparan compost, acolchan, podan o plantan, conforme a su nivel y sus capacidades. Mientras, desde las aulas, se escapan en ocasiones risotadas e incluso aplausos.
Hay que recordar que la escuela es un centro de formación por aprendizaje reconocido por el Ministerio marroquí de la Inclusión Económica, la Pequeña Empresa, el Empleo y las Oportunidades -departamento de la formación profesional-, que la formación se extiende sobre tres años coronados por un diploma; que consiste en un 20% de teoría y un 80% de práctica, y que esta se realiza mayormente en el parque y el vivero de la escuela, aunque algunas tareas se puedan hacer en el exterior.
La formación y la inserción profesional
Como cada año, se han llevado a cabo un diagnóstico del proyecto y un plan de acción para el nuevo curso 2024-2025, que siempre se acompañan de una reflexión profunda acerca de las cosas que han funcionado y las que hay que implementar. Una de las cuestiones, ya que es el pilar del proyecto, es la mejora de la formación y de la inserción laboral posterior. Para ello, la escuela ha puesto en marcha la creación de módulos de especialización en arte floral, un oficio poco desarrollado en Marruecos y, sin embargo, muy demandado. Esta especialización constituye, junto con la jardinería y la agroecología, que igualmente forma parte del programa pedagógico, una oportunidad más de empleo para los jóvenes diplomados.
La escuela crea lazos. Lazos profundos entre los formadores y los alumnos, muchos de los cuales siguen en contacto con ellos pasado el tiempo.
También se están organizando formaciones para futuros monitores y monitoras en educación medioambiental, igualmente muy solicitados en el medio asociativo y escolar. De hecho, Iman Baghari y Abdellatif Sasy, ambos estudiantes de la primera promoción de la escuela, se han especializado en esta materia e imparten talleres y formaciones a los monitores del Jardín Majorelle de Marrakech, así como a jóvenes con capacidades diferentes de las asociaciones AMSAT y Kariat, que comparten con sus bulliciosas idas y venidas a través del parque, espacio con los aprendices de la escuela, y ello, dos veces por semana.
Por lo demás, las prácticas de verano en medio profesional y los ocasionales servicios externos de jardinería, ayudan a los jóvenes a mejorar su capacidad frente al trabajo y a obtener algunos ingresos, contribuyendo de esta forma a la magra economía familiar.
Replicabilidad e innovación
Durante el curso pasado y durante este nuevo curso escolar se han lanzado varias acciones innovadoras. Entre otras, la paulatina replicabilidad del proyecto en relación a las prácticas ecológicas y las técnicas que se aplican en la escuela. Así, se han organizado formaciones para profesionales en jardinería y agroecología y, este otoño, estas se han ampliado con las de arte floral, que imparte la empresa Végétal Concept, y las de lucha biológica mediante insectos aliados, a cargo del profesor ingeniero agrónomo Albdelhak Rizqi.
Se han organizado formaciones para profesionales en jardinería y agroecología y, este otoño, estas se han ampliado con las de arte floral.
También, se ha publicado la primera guía de jardinería ecológica en árabe y en francés, escrita por la paisajista Carey Duncan en colaboración con los formadores de la escuela y publicada por la editorial Kulte. Una obra de referencia bellamente editada e ilustrada, destinada principalmente a los formadores marroquíes en formación y a cualquier jardinero o jardinera con cierta experiencia.
Actividades de sensibilización y generadoras de ingresos
No hay que olvidar que la escuela no es solamente eso, sino también un espacio público para el relax y la sensibilización medioambiental y cultural. En los últimos meses hemos tenido el placer de tener como conferenciantes a figuras tan interesantes como Bouchra Baibanou, una de las primeras alpinistas árabes en haber coronado el Everest, que contó su impresionante experiencia vital y presentó su libro “Mon chemin vers le sept sommets du monde”. También pudimos contar, entre otros, con Léon Buskens, director del Instituto Neerlandés de Rabat, quien hizo una exitosa presentación sobre el patrimonio y las políticas patrimoniales de Rabat y Salé.
Entre las actividades generadoras de ingresos, esenciales para la progresiva autonomía económica de la escuela, la principal sigue siendo la venta de plantas procedentes del vivero de producción, que ha crecido considerablemente y se especializa cada vez en mayor medida en especies autóctonas y endémicas marroquíes, mejor adaptadas al cambio climático y solicitadas por no pocos paisajistas y empresas de jardinería. Las colectas en el medio natural a través de Marruecos se han incrementado, y así, Pablo G. Watson, en ocasiones acompañado de un botánico especializado, el profesor Fakir, y de Adam, un joven ayudante en el vivero -también exalumno de la escuela-, obtienen y aclimatan especies tan interesantes como Juniperus phoenicia y oxycedrus, y numerosos bulbos de Iris tingitana, Narcissus tazzeta y Scilla peruviana, entre muchos otros. Es de resaltar el cada vez más frecuente intercambio de material genético a través de la red Med-O-Med, así como el aspecto universitario y científico de los colaboradores que interactúan con la escuela de forma voluntaria.
Para contribuir a la comercialización de las plantas del vivero, este año se ha editado un catálogo de las plantas de la escuela, así como un minucioso estudio de mercado.
El alquiler de los espacios de la escuela, salas polivalentes, pérgolas y demás, sigue siendo otro de los recursos más útiles para la sostenibilidad económica del proyecto, lo mismo que las numerosas visitas escolares pedagógicas de centros públicos y privados, y la organización de talleres, en general. Algo en lo que se implica sistemáticamente a los aprendices, que interactúan de forma estrecha con el público y adquieren habilidades sociales.
Durante este otoño e invierno, el mercadillo dominical de productos alimentarios certificados Bio y SPJ es ya una realidad, mediante un convenio firmado con la cooperativa Ferme BioShoul.
Durante este otoño e invierno, el mercadillo dominical de productos alimentarios certificados Bio y SPJ es ya una realidad, mediante un convenio firmado con la cooperativa Ferme BioShoul. Una actividad que aporta no solo excelentes alimentos frescos y procesados para el público, sino alegría y animación para la escuela, también durante los fines de semana, en los que el café restaurante Azafrán abre igualmente sus puertas y aporta su saber hacer. Poco a poco el mercadillo irá incrementándose igualmente con artículos de artesanía de calidad, así como de cosmética natural.
Retos y ambiciones
Entre las cosas que hemos tenido que implementar para una mayor optimización de los recursos energéticos y naturales constan la reparación y mejora del sistema de energía solar que alimenta el recinto, así como la sectorización y renovación de la instalación de regadío. Una inversión, sin duda costosa, pero necesaria.
Pero la formación y los aprendices siguen siendo el corazón palpitante de la escuela y el mayor reto. Evitar las ausencias y el abandono escolar, debidos a menudo a la presión familiar y a una cultura del esfuerzo poco arraigada, sigue siendo un desafío. Con satisfacción tenemos sin embargo que decir que las muchachas son cada vez más numerosas (y, generalmente, más serias), en un ámbito tradicionalmente considerado como masculino. Por ello, la atención personalizada que siempre se les ha brindado a todos desde las aulas, la mediación social y la dirección, es esencial para la armonía del proyecto. Ver a los jóvenes madurar y crecer durante los tres años de formación continua, compensa con creces los esfuerzos empleados.
Otro de los retos sigue siendo la financiación de tan complejo proyecto. Por ello, tenemos que agradecer de nuevo el valioso apoyo del INDH (Iniciativa Nacional para el Desarrollo Humano); al Consejo Regional de Rabat, Salé y Kenitra; la AECID (Agencia Española de Cooperación Internacional para el Desarrollo); la Fundación Drosos, la Fundación FAI, la Fundación Luciole – Institut de France, la Embajada de Francia en Marruecos y la empresa de trasportes ALSA Maroc, entre los principales. También, esperamos seguir contando con su ayuda y con la ayuda de otras instituciones y actores, para asegurar la permanencia en el tiempo de este proyecto estructurante y hermoso.
Fundación de Cultura Islámica
Fotos: Inés Eléxpuru, Anouar Oudra
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