Yann Lagarde (France Culture)
¿Y si volvemos a poner fuentes de agua en el centro de nuestras ciudades para adaptarnos al calentamiento global? Este es el proyecto propuesto por una arquitecta iraní, que quiere crear oasis urbanos utilizando las redes subterráneas y milenarias que subyacen las ciudades.
En un contexto de reinvención de las ciudades para hacer frente al calentamiento global, la arquitecta y urbanista iraní Sara Kamalvand ha imaginado un oasis urbano basado en una red de riego olvidada.
Sara Kamalvand (S.K.): «Tenemos que inventar nuevas formas de conservar el agua en las ciudades, poner en marcha proyectos de jardines y fuentes, y encontrar medios en las ciudades actuales a través de los que sea posible sacar el agua a la superficie para crear nuevos jardines contemporáneos. »
S.K.: «Descubrí un sistema de riego abandonado, el qanat [sistema de pozos artesianos], que constituye la base de la fundación de toda la civilización iraní y que en Teherán había sido abandonado en los años sesenta. El contexto geográfico hace que haya cordilleras muy altas que se elevan hasta los 5.000 metros.
Para Sara Kamalvand, la solución está en la arqueología. Más concretamente, en el suelo de su Irán natal.
La fusión de la nieve crea depósitos de agua en el interior de las fallas sísmicas. El qanat es un mecanismo que permite acumular el agua subterránea y conducirla a la superficie de forma pasiva. Gracias al qanat se inventaron los primeros jardines. El jardín es la vida. También es el principio del hogar. Es el comienzo de la ciudad. El jardín es la base.»
Un laberinto bajo nuestros pies
Estas galerías, excavadas hace 3.000 años, se hunden hasta 200 metros de profundidad, formando un laberinto subterráneo de cientos de miles de kilómetros, del que sólo son visibles algunos pozos en la superficie del desierto.
Como explica Sara Kamalvand: «Realmente se trata de una infraestructura que se ha descuidado. La gente ha perdido por completo la relación que podía tener con sus infraestructuras. Ésta se encuentra entre la arqueología y la investigación. La regeneración consiste en conectar con el conocimiento ancestral para imaginar el futuro. Cuando eres arquitecto, te dedicas a la prospectiva.»
Para aprovechar este recurso hídrico, primero hay que averiguar dónde se encuentra exactamente, sin recurrir a planos de redes ni a la radiestesia.
“El jardín es la vida. También es el principio del hogar. Es el comienzo de la ciudad. El jardín es la base.»
S.K.: «Se ha realizado mucho trabajo de cartografía en torno a los jardines históricos que antes estaban conectados al qanat. El objetivo real es emplear el qanat como una herramienta de lectura para entender la ciudad y comprender dónde se encontraban los puntos en los que se podía conservar el agua en la superficie».
Para hacer aflorar este agua, Sara diseñó un proyecto de jardín en Teherán, con fuentes novedosas que se nutrían del qanat.
Un proyecto de fuente filtrante
Existen más qanats en otras ciudades que estuvieron bajo dominio musulmán, tales como Palermo, Marrakech o Madrid. Es en la capital española -en la que Sara Kamalvand forma parte de la Casa de Velázquez-, en la que la arquitecta idea un proyecto de fuente filtrante.
S.K.: «Se trata de una fuente que depurará el agua y proveerá agua potable de muy alta calidad, a través de un sistema de filtración que utiliza una cerámica aumentada. Se trata de cerámica mezclada con polvo de plata. Con esta técnica, se pueden, incluso, eliminar los residuos biológicos. La fuente tiene 14 metros de altura, y su superficie emplea, al mismo tiempo, plantas filtrantes. Esto hace que sea, también, un oasis de frescura”.
A través de esta valorización del patrimonio ancestral, Sara Kamalvand ha diseñado una herramienta para adaptar las ciudades al calentamiento global.
Fuente: France Culture
Traducción – Alfonso Casani
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