En la región italiana del Lascio, concretamente en la provincia de Viterbo, se sitúa el Bosque Sagrado de Bomarzo, también conocido como el Parque de los Monstruos; un lugar en el que el visitante se adentra en un mundo de fantasía, repleto de seres mitológicos y gigantes monstruos de piedra.
Fue en 1552 cuando el príncipe Vicino Orsini le encargó al arquitecto Pirro Ligorno la construcción de este parque monumental en la localidad de Bomarzo, como prueba de su amor por Giulia Farnese, a quien está dedicado el pequeño templo que se encuentra en el mismo espacio. Si nos situamos en el contexto artístico de la segunda mitad del Cinquecento en el que los jardines italianos se construían mediante criterios de racionalidad geométrica, ornamentados con amplias terrazas, fuentes y esculturas manieristas, descubrimos que el Parque de los Monstruos se sale completamente de esta línea arquitectónica. Al contrario, si paseamos por las intrincadas sendas del Bosque Sagrado encontramos cascadas naturales que aportan agua a los múltiples riachuelos que circulan por todo el parque, y, como de la nada, brotan ante nosotros enormes rocas modeladas con forma de monstruos, animales gigantes o personajes mitológicos.
El Bosque Sagrado
Sin embargo, como en otras tantas ocasiones en la historia del patrimonio natural y cultural, tras la muerte del príncipe Vicino Orsini, nadie se preocupó de mantener el Bosque Sagrado, que permaneció durante casi cuatro siglos en estado de abandono. Su revalorización vino de la mano de artistas intelectuales del siglo XIX y XX como Claude Lorrain, Johan Wolfgang von Goethe o Salvador Dalí.
El huésped del Parque de los Monstruos debe estar preparado para adentrarse en un mundo en el que se desdibuja la línea entre lo real y mágico y lo fantástico.
El huésped del Parque de los Monstruos debe estar preparado para adentrarse en un mundo en el que se desdibuja la línea entre lo real y mágico, lo fantástico; en el que la naturaleza le transportará a épocas y lugares lejanos, habitados por monstruos legendarios y edificios en los que se distorsiona la realidad. Se enfrentará en primera persona a la lucha entre un dragón, un león y un perro de enormes magnitudes; a seres mitológicos como esfinges, un Pegaso alado o los mismísimos Hércules, Caco y Neptuno; y podrá comprobar cómo no todo es lo que parece adentrándose en la Casa Inclinada.
Patricia Montoro – FUNCI
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