El olivo está en el origen de viejas leyendas, en la gestación de simbolismos arcaicos y en las raíces de la mitología mediterránea. Emblema de la fecundidad, a la vez que símbolo de la paz, victoria, fuerza y recompensa en distintas culturas, en la antigüedad pagana el olivo llegó a estar rodeado por un halo mágico vinculado a una visión supranatural de la existencia.
Según la tradición, el olivo es autóctono de Asia Menor, tal vez de Siria y Palestina. Con toda probabilidad, desde ese rincón del Mediterráneo llegaría hasta Europa a través de los comerciantes fenicios y griegos, quienes lo introdujeron en la península. En época de los antiguos romanos esta región del sur de Europa fue una de las más importantes productoras de aceite de oliva del imperio.
En la antigüedad pagana el olivo llegó a estar rodeado por un halo mágico vinculado a una visión supranatural de la existencia.
Cuando los musulmanes conquistaron la península ibérica, se encontraron con grandes plantaciones de olivo heredadas del Imperio Romano. Estas plantaciones eran muy productivas, desde el punto de vista económico y eran cultivadas como se había hecho desde el tiempo de los romanos. Los andalusíes de la Edad Media llamaron a este árbol az-zabbúg, palabra de la cual procede el término castellano acebuche, u olivo silvestre. La cultura andalusí recuperó tras la caída de Roma esa condición de principal exportadora de aceite que tuvo en la Antigüedad: se cuenta así que al-Ándalus fue entonces el primer productor de aceite de oliva del mundo. Los musulmanes añadieron innovaciones agrícolas, sobre todo en los sistemas de riego, como fueron: las acequias, los azudes, los aljibes y las albercas; todos ellos vocablos de origen árabe.
Del mismo modo perfeccionaron las técnicas de obtención de aceite; el nombre de su fruto, la aceituna, deriva de la voz árabe zaytuna, y su zumo, el aceite, del árabe az-zayt. También del árabe provienen otros muchos términos vinculados al olivo –almazara, alcucilla, – etc.
Los musulmanes añadieron innovaciones agrícolas, sobre todo en los sistemas de riego, como fueron: las acequias, los azudes, los aljibes y las albercas.
Fueron los musulmanes quienes extendieron su cultivo por la península en época de al-Ándalus, como se puede apreciar todavía en buena parte del paisaje del Aljarafe sevillano, la provincia de Jaén y el Alentejo portugués, entre otras muchas regiones.
Oleoturismo
Hoy, los olivares forman parte de la oferta turística española, el llamado Oleoturismo, ofrece una nueva forma de viajar que se ha convertido en una alternativa para aquéllos que buscan nuevas experiencias de ocio. Imagínense en un olivar recogiendo aceitunas como se hacía antiguamente para después llevarlas a la almazara y elaborar su propio aceite de oliva o, simplemente, visitar una almazara para descubrir cómo se produce nuestro oro líquido y aprender a diferenciarlo por su calidad.
Existen rutas del olivo señalizadas y organizadas en diversas regiones de España, Grecia y otros países del Mediterráneo, y también ejemplares centenarios, y hasta quién sabe si milenarios, que perviven y se muestran con orgullo en tierras italianas y palestinas.
En defensa del olivar mediterráneo
El pasado mes de mayo Casa Mediterráneo organizó, en colaboración con el Instituto de Investigación y Formación Agraria y Pesquera (IFAPA) y el Ayuntamiento de Cabra (Córdoba), las jornadas ‘Perspectivas del Olivar Mediterráneo’, que han reunido en la sede del IFAPA en la localidad de Cabra a expertos en aceite de oliva de diversos países del mundo y de la administración española.
El acto de inauguración corrió a cargo del alcalde del municipio, Fernando Priego, el director de la institución diplomática, Javier Hergueta, y el director ejecutivo del Consejo Oleícola Internacional (COI), Abdellatif Ghedira.
Uno de los objetivos de esta jornada era aunar esfuerzos en defensa y apoyo del olivar en la cuenca del Mediterráneo. Con esta intención se procedió a la firma de la Declaración de Defensa del Olivar Mediterráneo documento que pretende recoger los objetivos a alcanzar y las metas que se van a establecer para afrontar los retos, peligros y amenazas en el sector.
El encuentro prosiguió con una ponencia sobre las ‘Perspectivas financieras y negociación de la PAC’, presentada por Pascual Navarro, director general de coordinación del Mercado Interior y otras Políticas Comunitarias del Ministerio de Asuntos Exteriores español, quien afirmó que el olivo es una seña de identidad del sur de Europa y, por ende de la Unión Europea. Y aunque ha pasado por enormes vicisitudes en la UE, se trata de un sistema de producción que alimenta a la población y a la vez debe ser rentable.
Las jornadas culminaron con una mesa redonda sobre ‘El futuro del olivar en la cuenca mediterránea’, en la que se expuso la situación del olivar en los diversos países productores, las dificultades que atraviesan y los retos de futuro.
Eva Iturbe – FUNCI
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