El cedro de Líbano (Cedrus libani) constituye, en la actualidad, una de las especies de árbol de mayor significado e importancia. Su simbolismo reside en la importante función que desempeña en la iconografía del propio país. El cedro es el emblema del Líbano, ocupa un lugar central en su bandera, y es empleado con frecuencia como elemento identitario del país. Sin embargo, su importancia va más allá de esto; se trata, también, de una especie milenaria, una de las primeras citadas en obras y registros literarios, cuya existencia se remonta a más de 4.500 años. Su belleza aparece citada ya en la Biblia, y su madera ha sido empleada por distintas civilizaciones en sus construcciones, siendo, así, utilizada por sumerios, egipcios, fenicios, e, incluso, por el Imperio Otomano, que utilizó sus troncos para desarrollar su sistema de ferrocarril. Tanto es así, que sus antiguos bosques eran conocidos como los “cedros de dios”, y su madera fue usada por el rey Salomón para construir el templo de Jerusalén.
Durante mucho tiempo, estos inmensos bosques verdes de cedros han sido característicos del verdor y la naturaleza del país medio oriental. Sin embargo, en las últimas décadas, su extensión se ha visto diezmada por la continuada acción del hombre y el creciente impacto del cambio climático. Los bosques que antes cubrían miles de kilómetros cuadrados han sucumbido a la deforestación y apenas cubren ya las zonas montañosas del país.
Sus antiguos bosques eran conocidos como los “cedros de dios”, y su madera fue utilizada por el rey Salomón para construir el templo de Jerusalén.
Entre los factores culpables de este deterioro, a la acción continuada del ser humano y el impacto del desarrollo socio-económico del Mediterráneo es necesario añadir, en la actualidad, el fuerte impacto causado por el cambio climático y el rápido deterioro medioambiental que está generando: aumento del efecto invernadero, intensificación de las condiciones climáticas y los fenómenos medioambientales y escasez de agua. Hace unos meses, el periódico New York Times señalaba que, de continuar así el calentamiento global, en el año 2100 los bosques de cedros libaneses solo continuarían creciendo en el norte del país, donde las montañas son más altas.
A consecuencia de estos problemas debe añadirse el impacto del Cephalcia tannourinensis, un insecto descubierto en 1998, cuyas larvas se alimentan de los brotes nuevos del cedro. Cuando se descubrió a finales del s. XX, un 80% de la reserva natural forestal Tannourine Cedars estaba infectada, y un 7% de sus cedros había sucumbido a estas larvas. Su amenaza y repentina acción estaba directamente vinculada con el calentamiento global y el cambio en el ciclo vital de este tipo de insecto que, hasta ese momento, no había afectado al crecimiento de los cedros. Su efecto ha podido ser revertido gracias a la acción conjunta de la FAO (Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación), el gobierno libanés y la Universidad Americana de Beirut.
Esta amenaza ha generado una fuerte respuesta por parte de las ONGs, las autoridades libanesas y el sector privado, superando las divisiones étnicas y religiosas y uniendo a la sociedad en un frente común para luchar contra la deforestación. Sus iniciativas han estado dirigidas a la preservación de los cedros y a la reforestación de sus bosques. Lamentablemente, a pesar de ello, no es una tarea fácil, debido al lento crecimiento de este tipo de árboles.
Esta amenaza ha generado una fuerte respuesta por parte de las ONGs, las autoridades libanesas y el sector privado, superando las divisiones étnicas y religiosas y uniendo a la sociedad en un frente común para luchar contra la deforestación.
Iniciativas impulsadas
Tres iniciativas de carácter público y privado han logrado dejar su impronta positiva en este problema. La más importante de ellas es la Iniciativa para la Reforestación del Líbano (LRI), un proyecto promovido por el Servicio Forestal de los Estados Unidos y financiado por el por la Agencia de los Estados Unidos para el Desarrollo Internacional. Esta iniciativa ha promovido un conjunto de herramientas para la prevención de fuegos y para la reforestación de los bosques dañados, al tiempo que promueve la concienciación social y el desarrollo económico rural, así como el acercamiento entre las distintas comunidades étnicas y religiosas que conforman el país. En los últimos siete años, se ha logrado plantar más de 600.000 cedros en el país. En esta misma línea, el Ministerio de agricultura libanés, en colaboración con la FAO, anunció en 2014 el lanzamiento de un nuevo plan de reforestación, con el objetivo de plantar 40 millones de árboles en el país, entre ellos, abundantes cedros.
También se distinguió por su éxito, la campaña “Adopt a Cedar Tree” (adopta un cedro), una iniciativa social de plantación de cedros, que hasta la fecha ha logrado más de 3.500 miembros adherentes. Este proyecto estaba localizado en la reserva natural de cedros Al Shouf, situada en el centro del país y hogar de más de 32 especies de animales salvajes, algunos de ellos en peligro de extinción, como los lobos o los gatos salvajes.
En esta reserva natural, la mayor del Líbano, se ha promovido también la reforestación de un corredor de cedros que atraviese la zona. Esta iniciativa es una obra social del banco libanés Bank Byblos, bajo el nombre de “Byblos bank – Shouf Biosphere Reserve, Bio – Corridor, Reforestation Initiative”. Este proyecto pionero, realizado en colaboración con las autoridades municipales de la región y la administración de la reserva natural de Al Shouf, ha logrado reforestar, hasta el momento, un total de 47 hectáreas.
Aunque aún es mucho el trabajo que queda por hacer para paliar esta amenaza, que refleja el impacto y los peligros del cambio climático, los esfuerzos destacados y los éxitos iniciales logrados son un claro ejemplo de la necesidad e importancia de lograr una mayor concienciación política y social en torno a las cuestiones medioambientales.
Alfonso Casani – FUNCI
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