La exposición « El Jardín Andalusí » de la Fundación de Cultura Islámica, viaja ahora a Dos Hermanas, en colaboración con el Ayuntamiento de esa la localidad sevillana, como parte del Programa Med-O-Med, Paisajes Culturales del Mediterráneo y Oriente Medio.
“¡Oh habitantes de al-Andalus, qué felicidad la vuestra al tener aguas, sombras, ríos y árboles!
El Jardín de la Eterna Felicidad no está fuera de vosotros, sino en vuestra tierra; si yo pudiera elegir, es este lugar el que escogería.
No creáis que mañana entraréis en el Infierno. ¡No se entra en el Infierno después de haber estado en el Paraíso!”
Ibn Jafaya (ss. XI-XII)
Cuando hablamos de los jardines de al-Andalus surge la imagen de un lugar evocador que invita al recogimiento y la contemplación. Repleto de flores, plantas aromáticas, árboles, surtidores, fuentes, albercas y acequias. En el que el agua refleja la arquitectura, y la luz roza la vegetación transformándola con el paso de las horas y las estaciones. Pero también, la de un espacio amplio y en ocasiones escalonado, en el que la vista se dilata para contemplar el paisaje, enfatizando el concepto de jardín de poder.
El jardín medieval en el mundo islámico, del que apenas nos quedan descripciones gráficas ni literarias, debió diferir según las regiones, recibiendo la impronta de la tradición local, aunque siempre basado en el concepto espiritual del jardín como Paraíso. Los jardines orientales tuvieron un referente próximo en el jardín persa de legendaria tradición, con grandes avenidas, canales, fuentes y pabellones entre una vegetación exuberante. La dinastía omeya trasladó consigo al occidente islámico el amor por el jardín, combinando las inspiraciones orientales de horizontes amplios con el jardín cerrado rodeado de muros, según descripción coránica, igualmente atractivo y sugerente.
En al-Andalus y el Magreb se crearon jardines-patio con alberca central o estanque y el llamado posteriormente “de crucero”, o cuatripartito, introducido al menos desde época califal, con sus primeros ejemplos conocidos en el palacio de Medina Azahara. Constaba de cuatro canalillos en ángulo recto que simbolizaban los ríos del Edén, y cuatro parterres rehundidos para contemplar mejor la vegetación desde los paseos o andenes. Ejemplos de estas dos tipologías se han conservado en patios y jardines de Medina Azahara, la Aljafería de Zaragoza, el alcázar taifa y almohade de Sevilla, los palacios mardanisíes de Murcia y de La Alhambra de Granada, entre otros.
En estos patios-jardín, generalmente ubicados en el recinto de la casa o el palacio, abundaban las flores aromáticas y ornamentales. Entre ellas, las rosas, violetas, azucenas y lirios. También crecían trepadoras como el jazmín, y plantas acuáticas como el nenúfar, sin olvidar arrayanes, granados, cipreses y naranjos amargos. Este tipo de jardín estuvo emparentado con el “hortus conclusus” de tradición semítica. Se denominaba “riyad”, vocablo que con el tiempo ha pasado a designar en el Magreb también la propia vivienda.
El jardín medieval en el mundo islámico, del que apenas nos quedan descripciones gráficas ni literarias, debió diferir según las regiones, recibiendo la impronta de la tradición local, aunque siempre basado en el concepto espiritual del jardín como Paraíso.
Junto a estos jardines intramuros se desarrolló el concepto de jardín-huerto, de horizontes más despejados, donde se combinaban flores, plantas aromáticas, frutales y hortalizas, con albercas, acequias y pabellones destinados al reposo. Este jardín periurbano se conocía como al-munya, o almunia. Además, se crearon vastos espacios dedicados a las experiencias botánicas.
Un mensaje de paz
Concebida por la Fundación de Cultura Islámica (FUNCI), de Madrid, bajo la dirección de su Presidente, Cherif Abderrahman Jah, esta exposición fue inaugurada por primera vez en 2004 en Córdoba. Tras un largo periplo colmado de éxitos, llega ahora a Dos Hermanas con un mensaje de paz y de convivencia entre diferentes culturas. Y ello, mediante uno de los aspectos más cercanos de la vida cotidiana de los pueblos: los jardines.
En al-Andalus y el Magreb se crearon jardines-patio con alberca central o estanque y el llamado posteriormente “de crucero”, o cuatripartito, introducido al menos desde época califal, con sus primeros ejemplos conocidos en el palacio de Medina Azahara.
Basada en un trabajo inédito de investigación científica, esta exposición transmite la importancia del jardín andalusí desde cuatro perspectivas: el Jardín Científico, el Jardín Poético, el Jardín Místico y el Jardín Huerto.
La muestra ha sido concebida de manera interactiva, e implica los sentidos del visitante a través de numerosos aparatos olfativos, que permiten identificar algunas de las esencias más características de la cultura andalusí. Explica, mediante diferentes maquetas, el desarrollo que alcanzó la ingeniería hidráulica de la época, muchos de cuyos ingenios aún se conservan en la actualidad, y describe el uso que se le daba a las numerosas especies botánicas aclimatadas, tanto en jardinería como en farmacopea y en culinaria. También enseña de manera gráfica y virtual los más bellos y evocadores jardines de al-Andalus tales como la Alhambra, la Alfajería de Zaragoza, Medina Azahara y el Alcázar de Sevilla, entre otros.
- Entrada gratuita
- Fechas: Del 26 de enero al 25 de marzo de 2012
- Lugar: Centro Cultural “La Almona”, C/ La Mina s/n, Dos Hermanas (Sevilla)
- Horario: Lunes a viernes: de 09.00h a 14.00h y de 17.00h a 20.00h
- Sábados, domingos y festivos: de 11.00h a 14.00h y de 17.00h a 20.00h
- Visitas escolares previa cita: teléfono 955 675 203
This post is available in: English Español