Con el extraordinario desarrollo agrícola que conoció la España musulmana, se cultivaron toda clase de árboles frutales y hortalizas, algunas ya conocidas desde tiempos antiguos, otras, aclimatadas a nuestro suelo por vez primera, provenientes de lugares tan dispares como la India, Siria o Persia, como dijimos anteriormente.
Los valles más fértiles, al abrigo de los vientos, se cubrieron de árboles de todo tipo que en primavera se cuajaban de flores blancas y en verano y otoño ofrecían voluptuosos sus frutos: higos, granadas, dátiles, albaricoques, plátanos, duraznos…
Texto completo: Frutas y hortalizas
En: La cocina de Al-Andalus. — Madrid: Alianza Editorial, 1994. — p. 65-81. –ISBN 84-206-9402-3
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