Como en toda civilización y cultura, la alimentación del pueblo hispanomusulmán se basaba en el consumo de cereal, principalmente de trigo (hinta), que era de una calidad extraordinaria, como lo fuera en tiempos romanos. Era especialmente reputado el trigo candeal que crecía generoso en Almería en la Vega de Granada y en Toledo. Acerca de éste la gente llegaba a afirmar que se conservaba intacto ¡durante más de un siglo!
Pero además de trigo se cultivaba cebada, centeno, mijo, panizo y alforfón o, lo que es lo mismo, trigo sarraceno. Entre las numerosas preparaciones de tan socorrido y excelente alimento que es el cereal (cuando está completo), constaban un gran número de gachas y potajes, en que las migas, la sémola o la harina formaban el cuerpo de base. A ellas se añadían las diferentes clases de pan.
Texto completo: Cereales, legumbres y frutos
En: La cocina de Al-Andalus. – Madrid : Alianza Editorial, 1994. -ISBN: 978-84-206-9402-3. – p.83-93
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