Ignacio Cembrero. El País, 9-11-2011
Desertec, Industrial Initiative (DII), el más ambicioso proyecto energético desde que se erigieron las primeras centrales nucleares, tiene fecha y lugar para su arranque e incluso un destino para sus primeras exportaciones. El faraónico plan de sembrar de paneles solares el Sáhara arrancará el año próximo en Marruecos y, entre 2015 y 2016, suministrará a España parte de la electricidad producida, si se cumplen los plazos previstos.
Desertec proyecta suministrar en 2050 a Europa el 15% del consumo eléctrico. El desierto recibe en seis horas la energía solar que consume el mundo en un año. Alemania, cuyas empresas capitanean la iniciativa, ha adelantado su inicio en tres años porque ha decidido prescindir de la energía nuclear en 2022 y porque cree que la llamada primavera árabe facilita la puesta en marcha de ideas innovadoras en un marco político más estable.
Desertec proyecta suministrar en 2050 a Europa el 15% del consumo eléctrico.
«Al acelerar nuestro abandono de la energía nuclear [como consecuencia del accidente de Fukushima] necesitamos seguir abasteciéndonos en electricidad a precios asequibles y por eso estamos interesados en importar energías renovables en el futuro», explicó, la semana pasada en El Cairo, Jochen Homann, secretario de Estado alemán de Economía y Tecnología. «Desertec nos brinda esa oportunidad».
«Nos gusta la primavera árabe porque ha propiciado un montón de ideas y suscitado apoyos para el proyecto», declaraba desde Múnich Paul van Son, director ejecutivo de Desertec, a la agencia Reuters. «Creo que grandes proyectos de infraestructuras pueden contribuir a la estabilidad», añadió.
Encabezado por empresas alemanas como E.ON, Siemens o el Deutsche Bank, Desertec es un ambicioso plan para construir decenas de centrales solares y algunas eólicas, de Marruecos a Egipto, para que, de aquí a 2050, proporcionen al menos el 15% del consumo eléctrico de Europa.
Entre los participantes figuran también compañías españolas, como Red Eléctrica y Abengoa Solar, francesas como Saint-Gobain, italianas como Enel y Terna, etcétera. La inversión prevista en los próximos 38 años es de 400.000 millones de euros.
Grandes espejos
Las centrales consisten en miles de grandes espejos de metal que dirigen los rayos del sol hacia tuberías con aceite que traspasan el calor a agua. Al calentarse mueve turbinas de vapor que, a su vez, generan electricidad 24 horas al día porque el calor se almacena en grandes depósitos de sales fundidas. Esta electricidad será transportada a Europa mediante cables de alta tensión especiales (HVDC) con apenas pérdidas. En seis horas el Sáhara recibe tanta energía solar como la que consume el mundo en un año.
Marruecos, el área de Ouarzazatte, es el lugar elegido para poner la primera piedra. En 2012 se empezará a erigir una central que ocupará 12 kilómetros cuadrados, producirá 150 megavatios y costará 600 millones de euros. Después se construirán otras centrales hasta alcanzar los 500 megavatios.
A partir de 2015, su electricidad será en parte vendida en el mercado marroquí, en parte en el español. España, cuyo primer proveedor de hidrocarburos es Argelia, tendrá entonces un segundo suministrador energético de peso en el Magreb.
A partir de 2015, su electricidad será en parte vendida en el mercado marroquí, en parte en el español.
¿Por qué se empieza por Marruecos? Desde Desertec se alegan tres razones. Se trata de un país estable, que ha hecho su propia apuesta por las energías renovables y que ya está unido a Europa por dos cables submarinos hoy en día infrautilizados.
Hace ya un par de años, Marruecos lanzó por su cuenta su propio plan solar, eólico e hidráulico que prevé invertir (6.220 millones de euros) para levantar centrales que, de aquí a 2020, produzcan 2.000 megavatios equivalentes al 42% de su consumo eléctrico.
Argelia está, junto con Túnez, entre los siguientes objetivos de Desertec. Con Túnez las conversaciones están muy avanzadas. El consorcio empresarial de Múnich confía también en que, de aquí a 2020, al menos otros cuatro países árabes (Libia, Egipto, Siria y Arabia Saudí) y Turquía se apunten al proyecto, que entonces desbordaría los límites del Sáhara.
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