ALHUCEMA (varias especies de Lavandula), en al-Andalus, al-juzama. Esta lavanda propia de la zona mediterránea, creció de forma espontánea en la Península. Ibn al-Awwam en su Libro de Agricultura asegura que los persas la apreciaban mucho y la cultivaban en grandes cantidades ya que alegraba el ánimo.
ADORMIDERA (Papaver somniferum L.). En el mundo arabo-islámico se la conocía por jasjas. En al-Andalus se plantaba en los jardines por sus llamativas flores y se empleaba como remedio médico. En al-Andalus se conocieron distintas variedades. A la de flores rojas Ibn al-‘Awwam la llamaba “soporífera” por su poder narcótico.
JAZMÍN DE OLOR (Jasminum officinale L.). En al-Andalus, yasamin. Procedente de Persia, ya se utilizaba en al-Andalus con fines terapéuticos. Ibn al-Awwam menciona en su Libro de Agricultura, cinco clases diferentes de jazmineros. Recomienda, al igual que los demás autores, preservarlo del frío y de las heladas y orientarlo hacia el Levante. Era muy usual en los preparados cosméticos.
ALHELÍ (diversas especias de Erysimum y Mattihola). En al-Andalus, al-jayri, vocablo de origen persa. Ya en el siglo X se citaban en el Calendario de Córdoba los alhelíes celestes, que se sembraban durante el mes de agosto. El Tratado Agrícola Andalusí Anónimo, coetáneo de este almanaque, menciona dos variedades: una roja y otra amarilla. Se cultivaban en los jardines andalusíes por sus características ornamentales y aromáticas.
LIRIO (Varias especies de Iris). En al-Andalus, sawsan. Los más característicos de época andalusí eran los lirios amarillos, o de agua, y los azules. Se plantaban debido a su gran valor ornamental, y se utilizaban profusamente en cosmética y en farmacopea contra las afecciones hepáticas y los dolores lumbares.
Fuente: Exposición El Jardín Andalusí. Fundación de Cultura Islámica.
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