El vivero y centro de producción de la Escuela de Jardinería es uno de los principales recursos de este proyecto vertebrador de formación profesional en jardinería ecológica con vocación social.
Forma parte de las materias que se imparten a todos los alumnos desde su primer año escolar. Se trata, por tanto, de un vivero con fines pedagógicos, donde los jóvenes aprenden a producir a partir de bulbos y semillas, y a multiplicar diferentes especies mediante esquejes, divisiones, acodos e injertos. La siembra, el trasplante y la plantación forman parte de esta especialidad, que ofrece numerosas oportunidades en el mercado laboral ecológico.
Pero más allá de este aspecto educativo, que es el principal, el vivero también se dedica a la venta de plantas al público, como una de las actividades generadoras de ingresos destinados a la formación de los jóvenes y al funcionamiento del proyecto.
Las especies producidas y multiplicadas en la escuela proceden del propio parque, que cuenta con unas 100 especies ornamentales diferentes, con el fin de garantizar la reposición en caso de pérdida de algunas plantas. Pero la vocación del vivero es también producir o «engordar» especies de alto valor ornamental muy demandadas en el mercado, en particular plantas con flores y, más concretamente, especies autóctonas de Marruecos, mejor adaptadas al cambio climático y al estrés hídrico.
Pero más allá de este aspecto educativo, que es el principal, el vivero también se dedica a la venta de plantas al público, como una de las actividades generadoras de ingresos destinados a la formación de los jóvenes y al funcionamiento del proyecto.
La horticultura destinada a las flores cortadas para floristería, una especialidad que la Escuela ofrece a algunos alumnos de tercer curso a través de la empresa Végétal Concept, también se desarrollará dado su interés económico y pedagógico.
Especies autóctonas y endémicas
Marruecos es un país dotado de una biodiversidad única y una gran riqueza ecológica. Sin embargo, a pesar de su gran variedad de especies endémicas y autóctonas, hasta ahora no existía ningún vivero especializado en la producción y conservación de estas plantas en el país. Por eso pensamos que la producción de plantas autóctonas era la solución para contribuir a la preservación del patrimonio natural, fomentar el uso sostenible de los recursos y promover una jardinería adaptada a las condiciones climáticas del territorio.
Uno de los principales problemas que se planteó al inicio de este proyecto fue la inexistencia de bancos de semillas de flora autóctona en Marruecos. Esto nos obligó a realizar nosotros mismos prospecciones sobre el terreno para recolectar semillas directamente en su entorno natural. Este proceso, además de proporcionarnos el material necesario para la producción de plantas en nuestro vivero, nos ha permitido desarrollar programas de recolección que podrán servir en el futuro a otras iniciativas que deseen emprender proyectos de conservación y protección de la flora del país. Así, nuestro trabajo no solo tiene un impacto en la producción directa de plantas, sino que también sienta las bases para una estrategia de conservación a largo plazo.
Marruecos es un país dotado de una biodiversidad única y una gran riqueza ecológica.
Además, el vivero también colabora con instituciones académicas y científicas para llevar a cabo estudios sobre la reproducción y el cultivo de especies amenazadas. De este modo, contribuimos no solo a la preservación de la biodiversidad, sino también al desarrollo de estrategias innovadoras para la restauración ecológica en el país.
La protección del patrimonio cultural
El uso de plantas autóctonas no es solo una cuestión ecológica, sino también cultural. La vegetación forma parte integrante de la identidad paisajística de Marruecos y está profundamente ligada a su historia y tradiciones.
Árboles como el argán (Argania spinosa), el thuya de Barbarie (Tetraclinis articulata) y la lavanda marroquí (Lavandula maroccana) se utilizan desde hace siglos en la medicina tradicional, la construcción y la gastronomía.
Sin embargo, con la globalización del paisajismo y la jardinería, muchas especies exóticas han sustituido a la flora autóctona en los espacios públicos y privados. Esto conlleva una pérdida de identidad cultural y también genera problemas ecológicos, ya que estas especies suelen requerir un mantenimiento intensivo y pueden afectar a la flora y la fauna locales. Nuestro vivero busca invertir esta tendencia fomentando el uso de especies tradicionales en jardines, parques y proyectos de restauración paisajística.
Además, al trabajar con plantas autóctonas, fomentamos el uso de prácticas agrícolas y paisajísticas heredadas de la tradición marroquí. El uso de métodos tradicionales combinados con técnicas modernas de cultivo y conservación garantiza un enfoque equilibrado y sostenible para el desarrollo de los espacios verdes en el país.
Sostenibilidad y eficiencia
Otra razón fundamental para la producción de plantas autóctonas es la necesidad de promover un uso más sostenible de los recursos hídricos y energéticos.
Árboles como el argán (Argania spinosa), el thuya de Barbarie (Tetraclinis articulata) y la lavanda marroquí (Lavandula maroccana) se utilizan desde hace siglos en la medicina tradicional, la construcción y la gastronomía.
Marruecos se enfrenta a importantes retos en materia de disponibilidad de agua, sobre todo en el contexto del cambio climático. A menudo utilizamos en jardinería plantas exóticas que requieren grandes cantidades de agua y cuidados, lo que conlleva un elevado consumo de recursos.
Por el contrario, las plantas autóctonas, mejor adaptadas a las condiciones climáticas del país, requieren menos agua y cuidados. Su uso contribuye a reducir el consumo de agua, disminuir las necesidades de fertilizantes y pesticidas, y promover prácticas más ecológicas. Además de los beneficios para el medio ambiente, esto también supone un importante ahorro para las instituciones públicas y privadas que buscan desarrollar proyectos sostenibles.
Las plantas autóctonas, mejor adaptadas a las condiciones climáticas del país, requieren menos agua y cuidados.
Además, la escuela y el vivero fomentan la reforestación con especies autóctonas como estrategia para combatir los efectos del cambio climático. La plantación de árboles y arbustos autóctonos contribuye a la fijación de carbono, a la restauración de suelos degradados y a la creación de hábitats para la fauna local.
Por un compromiso con el futuro
Para nosotros, en la escuela, este vivero representa un compromiso con la preservación del medio ambiente y la promoción de un modelo de desarrollo sostenible. Creemos que es posible integrar la biodiversidad local en los proyectos de horticultura y paisajismo, sin comprometer la estética ni la funcionalidad de los espacios verdes.
Con este vivero, trabajamos por la protección del patrimonio natural y cultural de Marruecos, ya que la biodiversidad es un tesoro que debemos preservar para las generaciones futuras.
Inés Eléxpuru / Pablo G. Watson
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