El Árabe es el caballo de raza pura (asil) más antigua del mundo, y su sangre corre con fuerza en la gran mayoría de las razas modernas de caballo y pony, incluyendo el Pura Sangre Inglés. Según la leyenda, todos los caballos árabes descendían, a través de las Benat el-Awaj (Hijas de la Torcida), a la yegua de Baz. Este último, Baz, era el hijo del biznieto de Noe, un descendiente de Adán y Eva, y por lo tanto, uno de nuestros propios y legendarios antepasados. Los beduinos contaban múltiples leyendas sobre los caballos; una de las más hermosas narra que Allah creó el desierto, el viento del sur y el caballo, que tenía la facultad de volar sin alas.
Según la leyenda, todos los caballos árabes descendían, a través de las Benat el-Awaj (Hijas de la Torcida), a la yegua de Baz.
La seña más característica del caballo árabe es su resistencia. Es un caballo de una belleza extraordinaria, lleno de calidad, vigor, elegancia y dignidad. Su cabeza exquisita y su porte de cola en alto son características de la raza. La nariz y las orejas son pequeñas y sus ojos, grandes. Su gran movilidad existe gracias al arco que se forma al unir la cabeza y el cuello, llamado mitbah, lo que le facilita cambiar de dirección con soltura y rapidez. Sus ojos son vivos y muy expresivos, siempre de color negro, rodeados de una piel muy fina en los párpados. Las orejas son pequeñas en proporción con la cabeza, con las puntas convergentes y con gran movilidad. Su alzada oscila entre los 143 y 152 centímetros normalmente, y su cola tiene un nacimiento alto con tacto sedoso, así como su crin. Como curiosidad, cabe destacar que eta raza presenta una estructura ósea densa y fuerte, con un esqueleto único basado en una formación singular con 17 costillas, 5 huesos lumbares y 16 vértebras en la cola, en comparación con otras variedades equinas, generalmente con una combinación 18-6-18. Sin estas características distintivas, sin tipo, se pierde su identidad.
El caballo árabe es apacible, amable y cariñoso, aunque también fogoso, y es muy inteligente. Esto puede ser debido, en parte, a su larga convivencia con el ser humano, en tiempo de guerra y de paz. Los sementales han de ser llenos de vigor y fuego, pero al mismo tiempo, dóciles y nobles. La raza también tiene fama por su valor, su fuerte constitución y su gran resistencia.
El caballo árabe es apacible, amable y cariñoso, aunque también fogoso, y es muy inteligente. Esto puede ser debido, en parte, a su larga convivencia con el ser humano, en tiempo de guerra y de paz.
La fuerza y el poder de un Pura Sangre Árabe tienen un buen ejemplo en Maidan, nacido en Nejd en 1869 y vendido en India. No solamente ganó carreras con dos años, si no que 20 años mas tarde aún seguía ganando carreras de Steeple, y entre medias, había participado en campañas en la India y en Afganistan, con su jinete de 120 kg, el Teniente Coronel Brownlow, con el que también hizo la famosa marcha de 480km desde Kabul.
Desarrollo y Selección
El desarrollo del tipo, temperamento y demás características es el resultado de la selección. La selección natural ha sido muy importante en ese mundo tan hostil como es el desierto, donde solo sobrevivían los mas fuertes y sanos; sin embargo, esto ya no es un factor relevante.
La selección mediante el in-breeding, o consanguinidad, y el line-breeding, o cruces siguiendo una línea de familia, ayuda a fijar ciertas características deseadas, al reducir las variaciones en el tipo. Sin embargo, demasiada consanguinidad puede afectar la fertilidad, o producir unos efectos no deseados; por lo tanto, es esencial el out-cross, o cruce con líneas distintas.
La pureza de la raza entre los Beduinos, se conseguía gracias a su aislamiento en el desierto. Las redadas a otras tribus, o razias, les daba la oportunidad de conseguir yeguas renombradas y así renovar sangre. Tambien, ciertas tibus que poseían yeguas de muy buena calidad estaban dispuestas a recorrer largas distancias con en fin de cubrirlas con un gran semental perteneciente a otra tribu.
Los criadores y las líneas
La mayor contribución al desarrollo de esta raza ha sido y es la selección basada en los ideales del criador. Esto ha dado paso a las líneas de familias, a través de la línea materna, según las costumbres de los Beduinos. Parece ser que todas las líneas tenían su origen en el Keheilet Ajuz. Por ejemplo, las Saglawieh reciben su nombre de una yegua vieja, (`awdah) que daba coces (sagla). De esta forma, una descendiente de esta yegua, que se llamaba Dalmaz y pertenecía a Ibn Jedran, pasó a ser una Saglawieh Jedranieh. Dos yeguas alazanas (shakrâ), hijas de Dalmaz, fueron compradas por Mansour Ibn Sudan y se convirtieron en las Saglawieh Jedranieh de Ibn Sudan, o las Saglawieh Sudanieh.
La pureza de la raza entre los Beduinos, se conseguía gracias a su aislamiento en el desierto. Las redadas a otras tribus, o razias, les daba la oportunidad de conseguir yeguas renombradas y así renovar sangre.
Los cruces dentro de una misma línea (in-breeding, o de consanguinidad), se hacía muy raras veces. Sin duda, en el pasado, algunas yeguas, o líneas, transmitían muchas características a sus hijos, o sea, eran transmisoras o raceadoras. De la misma forma, algunos sementales también eran transmisores. Aún hoy se pueden ver parecidos de “familia”, aunque ya no se puede relacionar una capa o un tipo específico con una línea determinada, porque la selección continúa y se desarrollan líneas nuevas.
Fuente: Asociación Española de criadores de caballos árabes
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