Podemos considerar que la jardinería se introduce en Canarias a lo largo de todo el siglo XV, cuando ya, durante milenios, diversas culturas asiáticas y mediterráneas centro-orientales habían desarrollado una intensa labor en la domesticación y uso de diversas especies ornamentales así como en la creación de jardines ligados a las clases gobernantes y a la vivienda familiar, en pequeños patios protegidos por muros, en el interior de la propia vivienda o también en espacios públicos de dimensiones variadas. Parte de este patrimonio pasó progresivamente a Europa occidental en torno a los inicios de la era cristiana, enriqueciéndose paulatinamente, en particular a partir del Renacimiento. Debemos considerar que de esta época parten las ideas y las especies para iniciar y desarrollar jardines, en sus múltiples variantes, en el archipiélago canario, donde, por ejemplo, la pervivencia del patio central interior, ajardinado, debemos considerarla como la evolución de un diseño ancestral.
En: Rincones del Atlántico, nº 5, 2008. – págs. 194-257
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