Los conocimientos tradicionales han permitido a lo largo de la Historia sustentar a sociedades a través de prácticas responsables, que aseguraban la conservación y el desarrollo económico, social y medioambiental.
Desde el punto de vista internacional, la Convención sobre Diversidad Biológica de 1992 compromete a los Estados contratantes a respetar, preservar y mantener los conocimientos, las innovaciones y las prácticas que entrañen estilos tradicionales de vida adecuados para la conservación y utilización sostenible de la biodiversidad. También los compromete a promover su aplicación ampliada a toda la sociedad, y a fomentar que los beneficios derivados de la utilización de estas prácticas y conocimientos tradicionales, se compartan equitativamente.
En diferentes ámbitos de la vida actual, muchas prácticas tradicionales de la región mediterránea vuelven a estar en pleno vigor a través de las nuevas visiones que fomentan el desarrollo sostenible del planeta. La agricultura ecológica, la bioconstrucción, la permacultura, el uso de plantas silvestres con fines culinarios y bromatológicos, y la nueva gestión y reparto del agua, por ejemplo, recuperan prácticas tradicionales que se siguen encontrando en la cultura popular mediterránea, con el fin de alcanzar un aprovechamiento responsable de los recursos.
En la agricultura, el modelo industrial insostenible que surgió tras la revolución verde, se comienza a sustituir por una forma de cultivo ecológico basado en técnicas antiguas como los policultivos extensivos, los barbechos, la rotación, la diversidad y conservación de semillas, y los abonos y plaguicidas orgánicos. Además del beneficio ecológico, este modelo de agricultura busca también un beneficio social a través de la potenciación de los mercados locales, la relación con los consumidores o la utilización de las fincas como centros de educación.
La construcción de viviendas con prácticas tradicionales, algunas propias del Mediterráneo, está experimentando también un auge en los últimos años. La vuelta al empleo de materiales locales y ecológicos, el aprovechamiento energético a través de revestimientos naturales como los encalados y el adobe, así como la búsqueda de una orientación adecuada de los edificios, el empleo de fuentes energéticas alternativas y el reciclado del agua son solamente algunos ejemplos.
La gestión del agua es uno de los problemas más acuciantes de la cuenca mediterránea, tan afectada por la desertificación y la pérdida de acuíferos. El uso insostenible que se ha hecho del agua al convertirla en un mero factor económico se está revirtiendo en la actualidad, y se la vuelve a considerar como un factor inseparable de la vida de todos los seres del planeta, tal y como se hizo históricamente en la cuenca mediterránea y en el desierto medio oriental. Se puede apreciar este cambio de mentalidad en los esfuerzos surgidos en la gestión de aguas residuales, la importancia que se acuerda a los acuíferos y humedales, y la instalación de sistemas de riego especializados en el ahorro del líquido elemento.
El programa Med-O-Med se encargará de poner en valor todo este patrimnio inmaterial, que además de conservarse, puede utilizarse como fuente de inspiración para alternativas sostenibles a los problemas medioambientales y sociales de la actualidad.
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