Cada civilización ha marcado una impronta específica en la naturaleza, condicionada por sus parámetros culturales, el clima y la diversidad biológica de su entorno. Los paisajes: parques, jardines, jardines botánicos, huertos y campos de cultivo, han modelado a su vez la personalidad de las poblaciones, su forma de vida y la manera de relacionarse con la tierra. Forman parte de su identidad cultural. Son organismos vivos, cambiantes y transformables, que no están sujetos a parámetros formales y organizativos específicos, como pudieran ser los urbanos. Ello es particularmente importante en la civilización islámica, que supo aunar y combinar estética y ciencia a través del estudio y la contemplación de la naturaleza.
En el Programa “MED-O-MED Paisajes Culturales del Mediterráneo y Oriente Medio”, la FUNCI eligió el jardín y el paisaje andalusí en particular, e islámico en general, como un símbolo poderoso que aúna diversos conceptos: encuentro entre culturas, desarrollo científico, espiritualidad, convivencia, bienestar.
El jardín como símbolo de paz y de tranquilidad. Un lugar en el que todos los seres humanos, sin diferencia, se placen de estar. Un lugar para la reflexión y el recogimiento, pero también para el desarrollo científico. Un espacio de uso tradicional, respetuoso con la biodiversidad y responsable en el manejo y reparto de los recursos naturales como el agua.
La civilización islámica ha demostrado a lo largo de los siglos un marcado interés por la naturaleza, basado en las premisas coránicas que instan a su contemplación como motivo de reflexión.
Según la tradición islámica, la naturaleza fue creada como fuente de inspiración espiritual, y también de sustento. Ello, sin embargo, no le da derecho al ser humano a explotarla y dominarla indiscriminadamente. Es solamente un gestor, un usufructuario.
Se trata de una naturaleza en ocasiones al servicio del ser humano, pero no sometida a él.
“Él es Quien ha hecho bajar para vosotros agua del cielo.
De ella bebéis y de ella viven las plantas con las que apacentáis.
Gracias a esa agua, hace crecer para vosotros los cereales,
Los olivos, las palmeras, las vides y toda clase de frutos”.
Corán (sura 16, aleyas 10-11)
Nuevos retos de los jardines botánicos
Repertorio de Jardines Botánicos Med-O-Med
This post is available in: English Español