España – De cotorras y otros bichos por Alicante

La reciente creación de un jardín botánico en la Estación Biológica de Torretes es un gran oportunidad para publicar aquí el artículo que Inés Eléxpuru, nuestra Directora de Comunicación, escribió en El País hace un año sobre dicha Estación:

De cotorras y otros bichos

Inés Eléxpuru, 4 junio de 2011

Quien tenga paciencia, que espere sentado bajo la sombra de un fresno o de un espino albar. Tal vez las brujas se le aparezcan con sus endiabladas pócimas de adormidera y beleño para hacerle levitar (así, cualquiera).

Es lo que cuentan en la estación biológica de Torretes-Font Roja, en la provincia de Alicante. Eso y muchas cosas más, como que los alquimistas usaban celidonia y lunaria para obtener la piedra filosofal. A unos veinte minutos de la ciudad de Alicante, en plena montaña y en la municipalidad de Ibi, se encuentra esta estación experimental, que es mucho más que eso y que un simple jardín didáctico dedicado a las plantas de utilidad y la etnobotánica.

Perteneciente a la Universidad de Alicante, y concretamente al Cibio (Centro Iberoamericano de Biodiversidad), esta estación, que abre sus puertas a interesados previa petición, dedica sus esfuerzos desde hace siete años en recuperar, aclimatar e investigar sobre plantas de utilidad en medicina, farmacopea, culinaria y cosmética, entre otras. Y todo ello con una filosofía de perfecta sostenibilidad y respeto al medio ambiente, en un entorno impregnado de belleza y de aromas a resina, hongos y tomillos. «¡Aquí no entra más química que el título de los expertos!», exclama Segundo Ríos, el director.

Herrerillos y currucas

Las cincuenta hectáreas cedidas para este propósito por el Ayuntamiento de Ibi trepan montaña arriba en lo que era una masía dotada de una cantera tradicional de cal y cuajada de pinos carrasco, encinas y avecillas como los herrerillos y las currucas. Y con unas vistas de vértigo sobre el mar. La estación linda con el parque natural de Font-Roja y está en la cara meridional de la sierra de Menejador, no muy lejos de una reserva.

«Nos lo tenemos que trabajar con tanto entusiasmo como escasez de recursos», explica Ríos, botánico del Cibio. Este mimo y esta pasión se notan en cada sendero, en cada pequeña intervención y en cada jardinera cuadrada de madera que contiene decenas de especies de trigo en vías de desaparición, rosas antiguas, así como salvias y narcisos (el 80% se encuentra en la península Ibérica), cuyos principios activos están investigando en la estación, en colaboración con la Universidad de Barcelona, con fines médicos. Y es que la galantamina, un principio activo contenido en los narcisos, sirve en la lucha contra el alzhéimer, lo mismo que los aceites esenciales contenidos en las salvias.

El cinamomo (Melia) protege contra los rayos en Oriente, mientras que el sauce lo hace en el Mediterráneo, y el tilo, entre los nórdicos y los celtas.

Pero además de ser útil para la ciencia, la estación tiene una dimensión lúdica y pedagógica. El cinamomo (Melia) protege contra los rayos en Oriente, mientras que el sauce lo hace en el Mediterráneo, y el tilo, entre los nórdicos y los celtas. En el rincón de las plantas comestibles nos enteramos que tradicionalmente la hierba de Santa María (Tanacetum balsamita), que apenas si ya se cultiva, servía tradicionalmente para desparasitar el intestino. Tiene un penetrante olor a chicle de menta (¡que no simplemente a menta!).Y en el área dedicada a las plantas medicinales sorprende la gran colección de oréganos y de especies aromáticas destinadas a fabricar licores de hierbas, o herberos, tan característicos de la región valenciana.

Museo de la Biodiversidad

Además de la estación, los profesores del Cibio crearon en Ibi un Museo de la Biodiversidad, dedicado a los ecosistemas mediterráneos, con un talante didáctico y divertido para los críos. Eduardo Galante, el director y entomólogo, tuvo la brillante idea de contactar con el Seprona (servicio de la guardia civil para la protección de la naturaleza) y con Aduanas, para que le cedieran los animales y productos naturales decomisados, fruto del tráfico ilegal.

El pequeño museo, hoy en ampliación, está en una vieja fábrica de juguetes del pueblo, que conserva sus artesonados de maderas y un suelo irregular de barro cocido. Allí se contemplan animales disecados, productos animales prohibidos como el carey (el caparazón de la tortuga homónima), el marfil o la piel de cocodrilo. También sorprende una pequeña pero espectacular muestra de insectos y mariposas exóticos.

El pequeño museo, hoy en ampliación, está en una vieja fábrica de juguetes del pueblo, que conserva sus artesonados de maderas y un suelo irregular de barro cocido.

El objetivo es sensibilizar, sobre todo a los pequeños, acerca de la gran diversidad ecológica existente en el planeta, en particular en el área mediterránea. Así, de forma didáctica y sencilla, por medio de paneles y de juegos interactivos, se explica que alrededor de 1.700.000 organismos vivos han sido descubiertos y nombrados hasta la fecha, aunque la comunidad científica especula acerca de la cantidad existente y en parte por descubrir ¡que oscilaría entre 10 y 80 millones de especies! El museo además explica que, desde los aproximadamente tres millones de años de existencia de la tierra, ha habido diversas extinciones de especies debido a los cambios ambientales. Entre las cinco extinciones masivas (estamos en la sexta en la actualidad), la más conocida es la que originó la desaparición de los dinosaurios.

Animales y materiales protegidos

Los niños aprenden también acerca de los despropósitos de traficar con animales y materiales protegidos, e introducir especies exóticas que dañan y desplazan a las locales, como son el cangrejo americano, las cotorras argentinas o ciertas plantas ornamentales como la muy peligrosa Penisetum setaceum, que coloniza el resto de la vegetación con su crecimiento agresivo. Según el museo, el contrabando de especies vegetales y animales genera anualmente unos 20.000 millones de euros, y por su culpa 700 especies están al borde de la extinción.

Por las salas de la antigua fábrica, y de manos de las hábiles monitoras, se ve desfilar clases enteras de niños, que se quedan atónitos ante la cuidada puesta en escena vegetal. Al terminar el recorrido, los críos se quedan especialmente impresionados ante una foto de elefantes muertos y sin los cuernos, bajo la bota del cazador: «¡Qué horror!» A veces, ya se sabe, una imagen…

Por lo demás, el museo organiza de forma periódica jornadas micológicas, así como actividades en torno a asuntos tan apasionantes como las armaduras y los disfraces del reino animal y el rastreo de sus huellas. Ahora está ocupado en la exposición itinerante Te llevamos el museo al cole, que tiene una lista de espera de meses. Buena señal.

Guía

Información

Turismo de Alicante (www.alicanteturismo.com).

Ayuntamiento de Ibi (www.ibivirtual.com).

Visitas

Visitas a la Estación. Previa petición (965 52 83 06; estacion.torretes@ua.es; www.cibio.org). De lunes a viernes, de 9.00 a 14.00 y de 15.00 a 17.00; sábados y domingos, de 10.00 a 14.00.

Museo de la Diversidad. Glorieta de Nicolás Payá Jover, 1. Ibi, Alicante (966 55 31 68). Horarios: de martes a , de 10.00 a 13.00 y de 16.00 a 19.00; domingos y festivos, de 11.00 a 14.00.

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