El agua en la cultura islámica

En todas las culturas el agua es un bien preciado. Para el mundo islámico el agua es origen de vida y ha sido creada por Dios. Reviste muchos significados. Tiene un sentido simbólico para el ser humano, ya que limpia y purifica tanto su exterior (cuerpo), como su interior (alma), desde un punto de vista espiritual. En el Corán, el agua aparece como referente constante de generosidad divina, sin el cual la tierra no sería capaz de proveer de alimentos y bebidas a personas y animales por igual.

Por lo demás, el agua ha formado parte de la cultura islámica a lo largo de los siglos como un elemento imprescindible, no solamente en el desarrollo agrario y paisajístico, sino también como complemento arquitectónico. Así, fuentes con surtidores y canalillos de regadío amenizaron patios y jardines con su sonido, y estanques y albercas sirvieron para duplicar el efecto espacial al permitir reflejarse en ellos la arquitectura.

Cuando los musulmanes llegaron a la Península Ibérica encontraron numerosas ciudades hispano-romanas con una infraestructura de canalizaciones, aunque con notables destrucciones y deterioros. Sobre esas ruinas, fueron levantando nuevas ciudades. Respetaron y aprovecharon lo útil, implantaron nuevas técnicas hidráulicas y aportaron la definitiva configuración de la ciudad andalusí.

En aquella época se desarrolló de forma extraordinaria la ingeniería hidráulica destinada a almacenar y distribuir el preciado elemento. Uno de sus componentes más peculiares fueron los qanat, o canales de irrigación subterráneos, que conducían el agua desde el depósito localizado en el subsuelo hasta el lugar donde se fuera a hacer uso de ella. Su proyección era horizontal o con una ligera pendiente, y podía reducirse a una sola conducción o convertirse en un auténtico laberinto bajo el suelo, cuando formaban toda una red de complejas canalizaciones.

Los acueductos, norias de corriente, aceñas, acequias, azudes, aljibes y albercas, cuyo nombre en español tiene claro origen árabe, forman también parte de esta ingeniería que tanta prosperidad habría de traer a la península Ibérica y al resto de orbe islámico. Hoy, el programa Med-O-Med desea no solamente reconocer y proteger todo aquel legado, sino sumarse a la lucha contra el despilfarro del preciado valioso elemento, adoptando formas de uso racionales, responsables  y acordes con los tiempos actuales.

Situación actual de los recursos hídricos del Mediterraneo

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